miércoles, 8 de mayo de 2013

Los Jinetes del Terror: Primera Parte

La nueva revista que trae de vuelta las clásicas aventuras del Hombre Increíble inicia con la serie 18, una que podría considerarse en cierto modo apropiada ya que es muy básica en cuando a Kalimán y sus métodos particulares. Podrían haberse ido un poquito más atrás (no sè, tal vez algo con lo que sus seguidores estuvieran más familiarizados, como Cerebros Infernales, la serie 16 cuya trama es adaptada para el segundo filme del Hombre Increíble pero prefirieron algo que situara a Kalimán y a Solín en un escenario exótico, ya que suelen ser en los que se lucen mucho más). Algo particular de esta serie es que pertenece a aquellas que fueron producto de argumentos originales para la historieta (es decir, no fue adaptada de las radionovelas), siendo un buen punto para justificar su elección. 
La revista en si tenía un formato muy sencillo y económico, conservando los dibujos originales en color sepia. Los interiores de forros y la contraportada, como cualquier publicación, servían para la publicidad (principalmente, la lista de estaciones en la República Mexicana que aun transmitían el programa de Kalimán en aquel entonces y adelantos sobre la siguiente serie) pero no siempre, presentando ocasionales notas informativas de todo tipo. Durante varios números de los primeros, la contraportada se encargó de presentar el suplemento La historia secreta, donde el mismo Kalimán relata muchos misterios relacionados con antiguas culturas influidas por seres de otros mundos (como el caso de los kashinas), todo a través de breves notas continuas con ocasionales fotografías. A partir del No. 32, les da por dedicarla a presentar a Los enemigos de Kalimán (puras ilustraciones con brevísimas descripciones de sus villanos, indicando en que serie aparecen). 

Kalimán, el Hombre Increíble No.1-22

   

Kalimán, en compañía de Solín, viaja a Calcuta para renovar sus votos como el Séptimo Hombre de la Dinastía de la Diosa Kalí (una especie de tradiciòn que debe cumplir cada siete años con siete meses y siete dias). Su propósito se ve frustrado a causa el asesinato de un santón del templo perpetrado por un grupo de bandidos para robarse una valiosa estatua de Kalí, tocándole a Kalimán verse en la escena del crimen, ganándose enseguida el hostigamiento constante de los “Caballeros de Kalí”, seis guerreros temerarios que ven muy clara su misión (estoy seguro de que ir detrás de la cabeza de alguien llamado Kalimán que iba a renovar sus votos como siervo de Kalí es lo más lógico por hacer después de asumir inmediatamente que es responsable del hecho, tomando en cuenta que ellos deben reconocer su reputación y todo eso ¿no?). Kalimán y Solín tienen que escapar de los ahora denominados “Vengadores de Kalí”, buscando aclarar la situación al dar con la localización de la estatua y los verdaderos asesinos, un grupo de individuos que visten mascaras de calavera para lucir su nombre: los Jinetes del Terror. Ellos logran eludirlos y a Kalimán y a su compañero no les queda más buscar refugio, encontrándolo en casa de Fako, un viejo amigo de Kalimàn. Se revela el cuento del templo mayor de Kalí en la cima del Monte Karfum, donde una profecía reza que el día señalado, la diosa permitirá que se abran sus puertas para repartir sus inmensas riquezas entre los pobres. Fuera de eso, el único medio de acceso forzado es reunir las siete llaves de siete monasterios (cada una custodiada por un monje), por lo que Kalimán deduce que ese es el propósito de los Jinetes del Terror. 
Kalimán y Solín se trasladan al primer monasterio donde los Jinetes ya han matado al primer monje para robarle la llave, teniendo un nuevo encuentro con los Vengadores de Kalí (quienes más que nunca, creen sinceramente que Kalimán es un ladrón y un asesino), escapando a duras penas, empleando la hipnosis para evitar una confrontación directa. Yadira, la hija de Fako, desconfía de Kalimán y no tarda en delatarlo, mientras se descubre que, de hecho, su padre está asociado con los Jinetes del Terror, manteniendo oculta la estatua robada. Para protegerse y eludir toda sospecha, Fako falsifica su muerte (matando a uno de sus criados y asegurándose de dejar el cuerpo irreconocible), la cual se achaca a la lista de crímenes aparentes de Kalimán. Los Vengadores de Kalí chocan con los Jinetes del Terror, sin producirse bajas significativas, pero haciendo “evidente” su complicidad con Kalimán. Con todo, Kalimán consuela a Yadira y cree que ella ha comprendido que es inocente de tales actos pero en realidad no es así, y lo delata nuevamente con el sexteto de impulsivos. El resultado es que el bazar de Fako se incendie como parte de una extremista estrategia pero Kalimán y Solín la aprovechan para hacerles creer a sus perseguidores que murieron. 
Después de convencer (ahora si) a Yadira de que sus intenciones son buenas, Kalimán y Solín (con la chica como nueva integrante del grupo) se preparan para seguir con su viaje rumbo al segundo templo, donde Fako ha enviado a su halcón asesino para eliminar al monje, acondicionando una trampa para ellos de la que logran salvarse. Le sigue otro encuentro con los implacables Vengadores de Kalí pero Kalimán se las ingenia para engañarlos en lo que se esconden y esperan para seguir adelante, logrando reunirse con el tercer monje antes de que los Jinetes del Terror lleguen. Yadira es capturada y llevada ante Fako, siendo enterada de su ruindad, pero como típica hija sumisa, se ve obligada a cumplir su voluntad, regresando para apuñalar a Kalimàn y robarle la tercera llave. El monje ayuda a salvarle la vida al Hombre Increíble y mientras éste se recupera, los villanos se hacen con la cuarta llave después de que el halcón de Fako elimina a su custodio. Los Vengadores de Kalí irrumpen y se entrega a ellos, confiando en que la justicia y la razón se impondrán, pero eso sólo significa que inmediatamente lo sentencien a morir colgado. Con ayuda de Solín y el monje, la vida de Kalimán es salvada y el sexteto de impulsivos es engañado de nueva cuenta. 
Fako y sus hombres se reúnen con su socia, Zulma, conocida como la Dama de las Serpientes, una mujer que pronto hace notar que ha estado manipulándolo todo el tiempo para robar el tesoro de Kalí, empleando sus encantos femeninos y prometiéndole su mano en matrimonio. Yadira desconfía de ella y no tarda en descubrir que Zulma está involucrada con un hombre llamado Radamés, y que los dos están de acuerdo en que Fako es tan sólo un peón desechable en sus nefastos planes. La cachan antes de que pueda soltar la sopa y Zulma ordena que la ejecuten mas Yadira soborna al guardia e intenta escapar, sólo para caer en manos de Radamés, que prefiere incorporarla a su harem de esclavas. 
Tiene lugar el ataque al quinto templo donde los Vengadores de Kalí se han asentado para proteger al monje, sucumbiendo ante la furia de Fako y los Jinetes del Terror. Solamente uno de ellos sobrevive y queda ciego, por lo que cuando aparece Kalimán, no puede reconocerle y le da testimonio de los hechos, emprendiendo el camino de vuelta para reportar que por lo menos cumplieron con la justicia al ejecutar a Kalimán (éste se compromete a limpiar su nombre pero no veremos que haga absolutamente nada al respecto durante el resto de la aventura). 
Kalimán y Solín reanudan su camino, teniendo un percance con Radamés cuando el Hombre Increíble le impide ejecutar a uno de sus elefantes durante una cacería después de salvarlo de morir aplastado por el paquidermo. Sospechando sobre su asociación con los Jinetes del Terror, Kalimán acepta la invitación a su palacio en agradecimiento y enseguida reconoce a Yadira cuando Radamés la pone a bailar frente a él con el resto de las esclavas. El villano pone a prueba las habilidades y audacia de Kalimán hasta que éste finge someterse para aprovechar la primera oportunidad para conversar en privado con Yadira. Los cachan y Radamés los manda matar pero la intervención de Zulma (atraída por Kalimán, como toda mujer fácil) permite que el Hombre Increíble y su compañero vivan con la condición de convertirse en sus sirvientes, muy a pesar del celoso Radamés. Durante la noche, Kalimán hace indagaciones, dando con la estatua robada que confirma definitivamente que se encuentra en la guarida de los Jinetes del Terror y que Zulma y Radamés son sus líderes. Poco después, a Zuma le toca poner a prueba a Kalimán, encelando aun más a Radamés, que ordena que lo maten discretamente mas la maniobra sale mal y tiene que seguirse aguantando. 
Kalimán consigue comunicarse mentalmente con Yadira para que sople el resto de lo que ha descubierto sobre sus enemigos, incluyendo el muy postergado dato de que su padre es complice. Enterado de que Fako ha regresado (habiendo obtenido la sexta llave), Kalimán se reúne con él para informarle de lo que han hecho con su hija (en vez de matarlo como Zulma le había ordenado). Furioso al comprender que ha sido utilizado, Fako se dirige contra Zulma con intenciones asesinas pero Radamés lo liquida por la espalda (ganándose el repudio de su halcón asesino, el cual lo acechará constantemente, empeñado en vengar la vida de su amo). Kalimán pretende aprovechar para liberar a Yadira pero Solín es victima de la mordedura de Perla, la cobra favorita de Zulma, y tiene que retrasarse para succionarle el veneno y salvarlo al último momento. Radamés lo descuenta por sorpresa y el mismo Solín se desmaya, quedando ambos incapaces de evitar que sean arrojados a un pozo de serpientes, por ordenes de Zulma. 
Creyendo muerto al Hombre Increíble, Yadira pierde esperanzas y se niega a acompañar a la comitiva de esclavas que Radamés insiste en llevarse para su expedición hacia el monasterio de la séptima llave (convenientemente, muy cercas de su ultimo objetivo, el Monte Karfum, donde està el templo principal), evitándolo gracias a una amable esclava que ofrece tomar su lugar. Los villanos parten, confiando en el éxito de su profana misión. Kalimán emplea sus poderes para hipnotizar a las serpientes, abriéndose paso por el foso hasta que les sale al encuentro su reina, una cobra gigante. Rápidamente, el Hombre Increíble la domina, tomándola como rehén para que sus súbditas no le hagan daño a Solín, contando sobre su misión para convencerlas de que les muestren la salida. Kalimán se disfraza de vendedor de vino (metiendo a Solín dentro de uno de los barriles) para regresar al palacio, fingiéndose ciego para que los guardias le permitan pasar cerca del harem de esclavas, reuniéndose con Yadira. Tras introducirla en otro barril para sacarla sin que nadie se de cuenta, reanudan su viaje.

   

Mientras, los hombres de Radamés capturan a Shimba, un enorme ejemplar de tigre de la selva, con fines de utilizarlo en su intromisión en el siguiente templo. Zulma usa su esfera mágica para averiguar que Kalimán sigue con vida, informando a Radamés. Éste finge restarle importancia, inquieto ante el detalle de que Yadira lo acompaña, descubriendo a la impostora para más adelante enviar a un guardia para que regrese al palacio y mate a la verdadera (pero aun dudando si eso significara que Kalimán sigue vivo ¡que idiota!). 
Kalimán y sus compañeros sortean un terreno pantanoso cuando Yago, un chiflado que se hace llamar “Rey de los Pantanos” les sale al encuentro, asustándolos, dejando caer a Yadira que se hunde rápidamente mientras éste captura a Solín con intenciones de hacerlo su esclavo. Por supuesto, Kalimán debe rescatar a la chica primero y postergar el rescate de su compañero. Yago lleva a Solín hasta su choza, obligándolo a mantener en movimiento su molino bajo amenaza de que su perro adiestrado lo mate en cuanto deje de trabajar. Al muchacho no le queda de otra pero confía ciegamente en que su mentor darà con èl. 
Volviendo con los villanos, Radamés continua reflexionando sobre si Kalimán seguirá vivo cuando es atacado por el halcón de Fako, dejándolo tuerto de un picotazo. El ave escapa y un guardia experto en arquería se ofrece para cazarlo luego de que Radamés propone una recompensa para el que lo mate. Condenado a usar un parche, Radamés percibe que Zulma lo rechaza con muy poca sutileza y va considerando el matarla eventualmente (ignorando que ella tiene la misma idea).

   

Kalimán emplea la Percepción ExtraSensorial para localizar a Solín mientras éste sigue padeciendo los maltratos de Yago (el cual le sirve desperdicios de comida que ni puede alcanzar, tocándole ver como el perro los devora al instante para incrementar su sufrimiento e impotencia). En el camino, Kalimán y Yadira son atacados por la “Peste Negra”, un grupo de murciélagos que Yago dirigiré contra los intrusos. Utilizando una antorcha, Kalimán logra rechazarlos pero Yago aparece y le lanza al perro, forcejeando un rato para luego tumbarlo con un dardo somnífero. Yago echa a correr y los dos lo persiguen, siendo victimas de una traicionera trampa en el puente colgante cuando el “Rey de los Pantanos” lo corta, mandándolos al abismo. Yadira se sujeta de un extremo y Kalimán alcanza a aferrarse al risco a su vez, exigiéndole a Yago que se rinda (¿en esa posición? No parece una buena idea). Yago se apresura a volver con Solín, tomándolo como rehén pero Kalimán utiliza la hipnosis para confundirlo y le arrebata su arma con telequinesis. En castigo, lo cuelga por los hilachos de sus ropas en una rama, obligándolo a permanecer ahí y observarlos mientras se relajan y devoran su comida. 

   

El trío se prepara para irse cuando Kalimán se apiada de Yago y Solín acepta su amuleto de colmillo de tigre negro como regalo (asegurando que le dará “suerte” y lo protegerá de la muerte), por lo que lo sueltan y ya no da lata. Salen de los pantanos y acampan para pasar la noche. 
Mientras, los Jinetes del Terror han llegado a las puertas del templo, descubriendo que los monjes vigilan los altos muros y no reciben a nadie (ya que les avisaron sobre ellos), dificultando su objetivo. Radamés se pone astuto y elabora un plan en el que se disfrazan de mercaderes, dejando un regalo para los monjes, contenido en un baúl. Los ingenuos y curiosos monjes no resisten y lo introducen al templo, abriéndolo para verse convertidos en victimas del feroz ataque de Shimba, al que escondieron dentro del baúl. Esto sirve como excelente distracción que permite a los bandidos entrar, dando inicio a una despiadada masacre. El superior es alertado y toma la llave para ocultarse en una serie de complicados laberintos, jurando protegerla con su vida. Zulma y Radamés se instalan y comienzan a torturar y eliminar a los monjes en su afan por obtener información sobre la llave. 
Kalimán y sus compañeros son acechados por extraños hombres-tigre, con intenciones nada buenas. Atraviesan un campo de aromáticas amapolas que adormecen con su fragancia, haciéndolos presas fáciles para sus nuevos enemigos. Solín y Yadira son capturados mientras Kalimán pone resistencia pero termina siendo arrastrado por el rio, sobreviviendo a duras penas al aferrarse antes de caer por una cascada. Sus amigos son llevados a la aldea de los hombres-tigre para ser sacrificados, arrancándoles el corazón. Pretenden iniciar con Solín pero al ver su colmillo negro, lo respetan y lo declaran como su soberano. Kalimán demora un poco en reponerse pero sigue el rastro de los hombres, reencontrándose con Solín (pero para entonces éste ya ha sido sugestionado por un brebaje que le dieron, adoptando plenamente su papel), quien ordena a sus nuevos súbditos que lo apresen. Lo dejan en una cueva donde Yadira también es prisionero y ella le cuenta sobre la ceremonia que transformara radicalmente a Solín, desmintiendo la posibilidad de que el chico estuviera actuando. Pronto, preparan todo para sacrificarlos y el mismo Solín se dispone a arrancarle el corazón a Kalimán. Como ve inútil el razonar con su compañero, Kalimán lo derriba con un dardo somnífero, usando la hipnosis para hacerles creer a los tribales que su deidad (un tigre disecado) ha cobrado vida. Tomando a Solín y liberando a Yadira, echan a correr pero los hombres-tigre los persiguen y Kalimán se ve obligado a emplear la fuerza bruta para ponerles en su lugar. El elefante que salvó previamente de la furia de Radamés irrumpe y hace huir a los salvajes, convirtiéndose en el nuevo aliado y medio de transporte para el grupo de Kalimán. Aun así, los hombres-tigre no se rinden y discretamente persisten en acecharlos para recuperar a su rey. Solín despierta sin ningún recuerdo de lo sucedido y Kalimán decide dejarlo así y no informarle nada en lo que siguen adelante.

   

El arquero alcanza a herir al halcón y se dispone a rematarlo cuando Kalimán y sus amigos lo encuentran y deciden intervenir a favor del animal. Ignorando su amenaza, Kalimán rompe su arco para desarmarlo y extrae la flecha del halcón. El guardia regresa para informarles a sus jefes mientras el grupo de Kalimán continua su camino, dejando al ave reponerse en solitario. El otro guardia de Radamés no tarda en divisarlos, disparando a distancia. El primer tiro tumba a Kalimán del elefante, dándole en la frente (sobreviviendo gracias a que impactó con la esmeralda, rompiéndola y dejándolo por un buen rato sin su accesorio distintivo). El halcón agradecido reaparece y mata al guardia con sus garras envenenadas, demostrando su nueva lealtad a Kalimán, uniéndose al equipo contra los Jinetes del Terror.
Zulma utiliza a Perla para amedrentar a los monjes pero ninguno accede a revelarles donde está el custodio de la llave (quien ya está completamente aislado, decidido a morir de hambre y sed con tal de que no obtengan lo que quieren). Radamés se frustra ya que él y sus hombres tienen dificultades al tratar de meterse al laberinto pero Zulma (habiendo recibido la confirmación del arquero) lo calma, recordándole que Kalimán sigue vivo y podrían obligarlo a ayudarles con sus habilidades increíbles. 
Kalimán decide entrar primero al monasterio, siendo recibido por los Jinetes del Terror, disfrazados de monjes, atacándolo por sorpresa y dejándolo a merced de Zulma y Radamés.

   

Es inmovilizado y Zulma intenta seducirlo para que acceda a convertirse en su cómplice. El Hombre Increíble no cede y usa la hipnosis para detener a Perla cuando ella intenta echársela encima. Radamés opta por otro método, dispuesto a marcarlo, sacándole un ojo con su daga pero el halcón interviene, haciéndole desistir. Antes de que pase otra cosa, el impaciente Solín convence a Yadira de unírsele en entrar por la fuerza con ayuda del elegante, atravesando las puertas. Le ordenan al paquidermo retirarse pero al final sólo complican la situación, ganándose el ser capturados y puestos en la jaula del tigre. Kalimán no tiene más opción que obtener la llave para los villanos, dándole un plazo de una hora antes de que permitan que Shimba se lance sobre sus amigos para devorarlos. A través de la Percepción ExtraSensorial, Kalimán cumple con la tarea, hallando el camino correcto hacia el monje, quien ya agoniza para esos momentos. Debido a su estado, no puede escuchar a Kalimán explicándole el porque necesita la llave, usando sus ultimas fuerzas para sujetar su mano y dejar que el rigor mortis lo aprese parra llevárselo consigo (mas con su fuerza superior Kalimán logra desprender los dedos del cadáver, uno a uno).

   

La hora está a punto de cumplirse y los villanos están por cumplir la sentencia cuando Kalimán regresa. Con todo, Radamés se dispone a darles la “libertad”, que es la muerte en la forma del tigre. Kalimán descuenta a la bestia con un dardo somnífero, salvando a sus amigos, pero no tardan en caerle los Jinetes del Terror, colocándole una mascara de pegamento (la estrategia asesina con la que liquidaron a su primera victima en la historia).

   

Incapaz de quitársela, Kalimán va sufriendo por la asfixia y Zulma y Radamés se burlan de su inminente muerte agónica. Empleando el Actus Mortis (“Muerte Fingida”), Kalimán los convence de que ha muerto y los villanos celebran en grande. Parten rumbo al templo mayor de Kalí, prendiendo fuego al lugar. Solín y Yadira ponderan una horrible muerte cuando las llaman los alcancen o el tigre despierte, mientras Kalimán suspende el Actus Mortis para tomar su daga y abrirse un agujero para respirar por la boca. No obstante, el incendio provoca un pequeño derrumbe que deja a Kalimán aprisionado, complicando su situación y sus amigos ahora si lo dan por muerto. El halcón trae al elefante para que ayude a liberar a Solín y a Yadira, procediendo a retirar los escombros sobre Kalimán, dando instrucciones para que calienten agua que le permita despegarse la mascara. El tigre por fin despierta pero huye ante la presencia del paquidermo. El grupo de Kalimán se prepara para partir rumbo a su última parada, donde los bandidos ya están a punto de entrar para dar inicio al gran saqueo, fanfarroneando y subestimando lo que les espera como la vil escoria que son.

   

Continuará…



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