martes, 21 de mayo de 2013

El Faraón Sagrado: Segunda Parte

 

Kalimán, el Hombre Increíble No. 117-139 

Nefris le exige a Tabor sacar a Kalimán y a Solín de la pirámide bajo amenaza de mandarlo matar, intimidándolo al grado de que tropieza en los escalones y se golpea la cabeza. Nefris ordena a sus médicos que le salven la vida o que por lo menos lo hagan reaccionar lo suficiente para elaborar un mapa que indique como entrar a la cámara donde los dejó. 
Simué lleva a Vanesa a sus habitaciones, encerrándola en una jaula donde tiene un ave amaestrada para vigilar que no intente escapar mientras él duerme, eliminando sus esperanzas de volver a encontrarse con Kalimán. 
Dentro de la pirámide, Kalimán despierta y se percata de su situación. Flexionando los músculos, rompe los vendajes y libera a Solín de los suyos, felicitándolo por haber resistido todo ese tiempo. Recurriendo a sus conocimientos sobre las tumbas egipcias y los jeroglíficos en las paredes, Kalimán sigue el camino hacia la salida, animando a Solín para indicar que no están necesariamente atrapados. Dan con un estrecho pasadizo que los lleva a otro pasillo, ignorando que son acechados a distancia por un ídolo de Anubis. Se topan con más sarcófagos repletos de momias y al seguir, encuentran agua y alimento dejados como ofrendas a los muertos, solucionando el problema del hambre y la sed. 
Tabor recupera la conciencia pero es victima de dolores de cabeza que le impiden concentrarse. Haciendo caso omiso a su estado, Nefris lo presiona y amenaza para que traze el mapa, enviando un grupo de guardias para que penetren en la pirámide.

   

Pese a su infructuosa exploración, las instrucciones no resultan suficientes y la mayoría cae en múltiples trampas, dejando que los sobrantes se den por vencidos y emprendan el regreso. 
Kalimán y Solín siguen buscando la salida cuando “Anubis” sale a su encuentro, acusándolos de ser unos profanadores, activando una trampa en el suelo para tomarlos por sorpresa. 

 

La eluden pero les toca ser atacados por los sirvientes con mascaras de calavera del ídolo. Solín es capturado y Kalimán cae a un foso de cocodrilos, donde su suerte empeora al ser llevado por extraños “hombres-cocodrilo”. Anubis deposita a Solín en un altar para sacrificarlo en nombre de Amón-Ra (alegando que será a través de la tradicional prueba de arrancarle el corazón para pesarlo en la balanza y determinar si tiene malas intenciones o no) mientras Kalimán es arrastrado hasta la superficie para servir de ofrenda a Osiris, un gigantesco cocodrilo al que consideran la reencarnación de la deidad. 
Al lado de Simué, Vanesa sufre más humillaciones que implican el ponerle un collar y vestirla con ropas a su gusto, trayéndola de un lado para otro, restregándosela a Nefris en la cara.

   

Harta de su presencia, Nefris acude a su consejero Kafio, encomendándole eliminar a Simué de una vez por todas (y de paso a Vanesa para que no haya testigos). 
Anubis está por sacrificar a Solín cuando descubre el diamante sagrado que estaba guardando. Solín miente, haciéndose pasar por el descendiente de Tutan-Kop, logrando que Anubis lo venere y se ponga a su disposición, junto con sus hombres.

   

Kalimán despierta y se enfrenta a “Osiris”, eludiéndolo y dominándolo momentáneamente. La bestia se impone y el Hombre Increíble sólo puede derrotarla poniendo una roca en su hocico, aprovechando para abrir una salida en la caverna, quedando fuera de su alcance y de los hombres-cocodrilo. 
Nefris reprocha a Tabor por su fracaso, indicando que su paciencia terminará muy pronto. Frustrado, el medico decide vengarse de ella y se pone a trabajar en un brebaje para convertirla en momia. 
Solín disfruta de tener a Anubis y a los otros como fieles sirvientes pero le desalienta su reporte de que Kalimán murió (o eso creen ellos) y que lo retendrán en esa tumba hasta el día en que muera como le corresponde a un faraón. Después de atestiguar la ejecución de los últimos guardias de Nefris que quedaban en el foso de los cocodrilos, Solín decide aprovechar una oportunidad para escapar. 
Kafio cumple las ordenes de Nefris, presentándose en las habitaciones de Simué para ofrecerle “vino de la amistad” (veneno de cobra) para celebrar su próxima coronación. El enano bebe la copa muy confiado y el veneno actúa de inmediato.

   

Los soldados de confianza del consejero entran para rematarlo junto con Vanesa pero Simué la guía por un pasadizo secreto, cayendo en calabozo profundo donde los dejan a su suerte. Simué sigue sufriendo por el veneno, sobreponiéndose al alegar que se vengará de su hermana y sobrevivirá porque su destino es ser faraón. Vanesa sólo puede lamentar su suerte, segura de que morirán de hambre y sed o devorados por las ratas que los rodean. 
Kalimán recobra la conciencia tras reponerse de la batalla, viéndose rodeado de hermosas doncellas que se presentan como adoradores de Isis, reconociéndolo como el cumplimiento de una profecía que las librará de una “maldición” que las aqueja. Le muestran algunos jeroglíficos que Kalimán interpreta como la confirmación de la teoría de que la cultura egipcia se vio beneficiada por seres de otros mundos antes de despojarse de las mascaran que simulaban sus rostros, mostrando síntomas inconfundibles de la lepra. Kalimán no puede ayudarlas pero emplea la sugestión hipnótica para complacerlas y dejarlas creer por el resto de sus vidas que han se han recuperado por completo, aprovechando una distracción para escapar de ellas.

   

Solín busca a Kalimán, sumergiéndose en el foso y los hombres-cocodrilo lo capturan para ofrecérselo a Osiris. Después de explicarle lo que pasó con su amigo, se disponen a cumplir pero Solín les muestra el diamante, logrando que respeten su vida y lo ayuden a buscar a su mentor. Solín se apresura a entrar, ignorando que va directo a la guarida de Osiris. El cocodrilo lo ataca pero Kalimán irrumpe para salvarlo, librando la última batalla contra la bestia.

   

Empleando su fuerza, Kalimán le rompe la mandíbula y utiliza su cuerpo para que él y Solín logren tomar la ruta de regresa por el agua, ocultas para que los hombres-cocodrilo no se den cuenta de nada. Habiendo librado el peligro, Solín le muestra a Kalimán el diamante, contándole como lo obtuvo y cuanto le ha servido. Kalimán acepta la historia pero no le parece que su pupilo pretenda ser lo que no, por lo que decide guardar el diamante y mantenerlo en secreto para que no la obtengan sus enemigos debido al gran poder que representa. 
Nefris cuenta con la muerte de Simué y hace los preparativos para su coronación, fijando la fecha para que los esclavos terminen la construcción del Templo de Isis. Sin embargo, su consejero le recuerda que para proclamarse necesita que la momia de Tutan-Kop reviva y tener el diamante sagrado en sus manos. Nefris cree que lo segundo no existe y para que la momia la reconozca como su sucesora, se dispone a organizar un sacrificio humano masivo, matando a todos los esclavos el día de la apertura del templo, demostrando su ambición y crueldad sin limites. 
En el calabozo de la muerte, Simué se salva inexplicablemente del veneno pero Vanesa considera que no tienen esperanza de todas formas. Mientras, Tabor sigue conspirando contra Nefris, realizando la prueba de su suero de momificación inmediata, efectuándola con uno de sus esclavos. 
Kalimán y Solín entran a otra caverna donde se enfrentan a adoradores de Apis, el toro sagrado. Su líder, Gafir, los condena a servir de sacrificio en honor a su deidad y dirige a los hombres-toro contra Kalimán, derribándolo con sus brutales embestidas.

   

Lo introducen en una vasija mortuoria para que muera lentamente de asfixia pero al recuperar la consciencia, logra ponderar su situación a través del desdoblamiento. Empleando la telequinesis, rompe la vasija para escapar e interrumpe cuando Solín está por ser sacrificado ante un furioso toro que simboliza al mismo Apis.

   

Kalimán derrota a la bestia al sujetarla por los cuernos, provocando que se desnuque al intentar embestirlo en el angulo equivocado. Con destreza, derrota a los hombres-toro, impresionando a Gafir, que lo felicita por su desempeño, mientras se escabulle con Solín. Regresan al rio y siguen su camino, escapando finalmente de la pirámide. Haciéndose con ropa para cubrirse en un mercado que les quedaba de paso, logran infiltrarse de nuevo al territorio de Nefris (no sin que Kalimán tenga que engañar a los guardias, con un ejercicio de transformación facial que lo hace parecer más viejo). La prioridad de Kalimán es encontrar a Vanesa.

   

Nefris sigue extasiada con su próxima coronación, insistiendo con su sacrificio masivo de esclavos para Amón-Ra, ordenando que envíen a la momia de Tutan-Kop al Templo de Isis para ostentar su grandeza por anticipado. Descubren a Tabor deambulando donde no debe y lo llevan ante Nefris, quien ordena que lo encierren en un calabozo con los leprosos. Tabor jura venganza (y desde su prisión, vuelve a probar su brebaje para momificar horriblemente a uno de sus compañeros de celda, asegurando que Nefris será la siguiente). 
Kalimán atraviesa la pared para llegar al calabozo donde están Vanesa y Simué, pero en vez de regresar por el camino que abrieron, se dispone a salir por arriba mediante un ejercicio de levitación.

   

Sin problemas, el Hombre Increíble dobla los barrotes y se ocupa de los guardias al distraerlos con el diamante sagrado, apoderándose de sogas para ayudar a subir a sus compañeros. Simué no tarda en molestarlos con sus exigencias, incitando a Kalimán a usar la ventriloquia con otros guardias que se encontraban comiendo para asustarlos y servirse lo que puedan. Al ser interrogado sobre su relación con Nefris, Simué insiste en su delirio y deseos de venganza pero por conveniencia, decide seguir con ellos y facilitarles la captura de Nefris. Solín mete la pata cuando los demás no ponen atención, mencionándole a Simué lo del diamante sagrado que Kalimán guarda entre sus ropas. Acuden a la guardia personal de Simué, apresando enseguida tanto a Nefris como a su cómplice. Disfrutando de su momento, Simué le ordena a Kalimán entregarle el diamante, amenazando las vidas de sus compañeros. Kalimán finge rendirse, utilizando un truco de ilusionismo para aparentar haber transformado la joya en ave, reanudando la lucha contra los guardias pero uno lo descuenta por la espalda. 

 

Con el diamante finalmente en su poder, Simué se regodea, ordenando que envíen a Solín y a Kalimán a un calabozo más profundo donde se les condena a morir bajo el signo de Escorpio (mientras Vanesa vuelve a fungir como su esclava favorita). En el foso, Kalimán y Solín se ven atrapados, sin posibilidad de escape alguno, cuando se revela el verdadero peligro en la forma de cientos de escorpiones. Kalimán le indica a su pupilo permanecer absolutamente quieto y controlar sus nervios, permitiendo que los arácnidos se les acerquen y los inspeccionen sin percibir amenaza alguna.

   

El método da resultado y éstos eventualmente se alejan, dándoles la oportunidad de seguir revisando su entorno. Kalimán encuentra una manera de abrirse camino y trasladarse hacia un pozo seco, tomando la cuerda para subir al exterior. 
Nefris es enviada al calabozo de los leprosos, teniendo un desagradable reencuentro con Tabor, dispuesto a convertirla en momia con su brebaje. 

   

Ella le propone conceder su deseo de convertirlo en sacerdote supremo del Templo de Isis a cambio de ayudarla a matar a Simué, colaborando en su escape que consiste en convencer a un guardia de abrirles la reja, ofreciéndole una joya que tenía guardada. Una vez libres, Nefris mata al guardia con su propia lanza y prosiguen su camino rumbo a las habitaciones de Simué. Los sueños del enano sobre ser faraón se ven destruidos abruptamente cuando Tabor lo sujeta mientras Nefris lo obliga a beber el mortífero brebaje, momificándolo en breve.

   

Pretenden hacer lo mismo con Vanesa pero ella forcejea y rompe el contenedor del brebaje al estrellarlo contra el suelo. Acuden los guardias y Nefris declara que su hermano fue victima de una “maldición” que “comprueba” que ella es la verdadera sucesora de Tutan-Kop.

   

Kalimán y Solín se ven en el patio del palacio de Nefris, encontrando a los arquitectos que diseñaron el Templo de Isis, a los cuales torturan horriblemente. Estos le explican sobre la trampa del templo en la que sacrificarán a los esclavos al abrir una compuerta secreta que permitirá el paso de las aguas del Rio Nilo. Un guardián los ataca a través de su perro asesino amaestrado pero Kalimán lo vuelve en su contra y libera a los arquitectos, indicándoles escapar en lo que ellos siguen su camino. 
Tabor arroja a Vanesa desde lo alto del palacio hacia las aguas para silenciarla. Kalimán y Solín siguen un paso peligroso en su afán por entrar de nuevo al palacio cuando ven a la joven hundirse. El Hombre Increíble no duda en echarse un clavado y salvarla, enfrentando a un grupo de cocodrilos hambrientos.

   

Mientras, Nefris busca el diamante sagrado, encontrándose con que Tabor se adelantò, proponiendo guardarlo como precaución, prometiendo dárselo hasta el día de su coronación. Reunidos los tres, continúan escalando la torre, dando con un túnel que los conduce a las habitaciones del fallecido Simué. Kalimán les indica ocultarse en lo que el captura a Nefris pero es emboscado al haber sido ésta alertada sobre que seguía vivo y merodeando. Los guardias lo someten y se lo llevan para sacrificarlo, condenándolo a morir aplastado por un elefante en el patio. 
Tabor inquiere a Nefris sobre como planea cumplir el requisito de que Tutan-Kop y su corte resuciten pero ella se muestra confiada con que sucederá tal cual fue escrito con el sólo hecho de tener el diamante sagrado y contando con el eclipse que acontecerá ese mismo día (sin olvidar el sacrificio masivo de esclavos). 
Kalimán usa la hipnosis para evitar que el elefante lo mate, volviéndolo contra sus amos. Intenta escapar pero es noqueado por el golpe traicionero de un guardia. Tabor se dispone a rematarlo con una espada pero Nefris lo detiene, optando por hacerlo de un modo más ceremonial, ordenando que lo lleven al pozo de arena. Kalimán despierta en su interior, viendo que la arena cae rápidamente, amenazando con abarcarlo todo. Utilizando la Percepción ExtraSensorial, Kalimán revisa a Solín y a Vanesa, los cuales han sido dejados en manos de Tabor, quien amenaza con preparar otro brebaje que los convertirá en momias. 

 

Comunicándose con Solín, Kalimán le da instrucciones para que pueda zafarse de Tabor cuando se dispone a hacerlo la primera victima, corriendo hacia donde está el pozo, apoderándose del diamante sagrado y arrojándolo a su interior. Tabor ordena que detengan el proceso, y un guardia desciende por el diamante. Enterrado en la arena, Kalimán se hace el muerto hasta que éste se acerca para sorprenderlo y escapar. De nuevo en el exterior, Kalimán sujeta a Tabor, regresando con Vanesa, liberándola y poniendo al villano en su lugar. Una vez más, Kalimán les pide a sus amigos que se oculten en lo que él intenta prevenir la tragedia que se avecina en la coronación de Nefris. Tabor, desde la celda, ordena a sus momias auxiliarlo, doblando los barrotes de la reja para él y volviendo a capturar a los siempre vulnerables Solín y Vanesa.

   

El perverso medico los envuelve como momias, encerrándolos en sarcófagos para que mueran inevitablemente por asfixia en lo que él se reúne con Nefris durante la ceremonia de coronación, advirtiéndole que Kalimán tiene el diamante. Lo descubren de inmediato y los guardias se lanzan en su persecución.

   

Kalimán arroja el diamante ante los villanos y se abra paso entre los guardias, cayendo a propósito en el salón de los esclavos, logrando que sus enemigos pierdan interés en él (ya que todos morirán ahogados dentro de poco). Kalimán intenta alertar a los esclavos de lo que planea Nefris pero ellos confían ciegamente en que Nefris cumplirá su palabra de liberarlos. Mientras, la ceremonia está en su apogeo cuando llega el momento esperado y comienza el eclipse. Nefris ordena que abran la compuerta y las aguas del Nilo se precipitan hacia el salón. Kalimán emplea su fuerza sobrehumana para rechazarla y los esclavos se le unen, logrando desviar la corriente hacia donde se encuentran sus opresores. Kalimán regresa con Nefris para indicarle que le dio una falsificación, arrojando en el agua el diamante verdadero.

   

Le ofrece acompañarlo rumbo a la salvaciòn pero ella declina y persiste en rebuscar entre el agua, perdida en su obsesión, mientras la inundaciòn tiene lugar. Tabor y los consejeros mueren ahogados y la misma Nefris perece, aparentemente victima del mismo Tutan-Kop que sólo revivió para sujetarla y mantenerla hundida en el agua. Kalimán se apresura en encontrar a sus amigos, liberándolos de los sarcófagos y los vendajes para salir en lo que el agua arrasa con las momias.

   

Termina el eclipse y todos los esclavos logran sobrevivir. Kalimán da un discurso sobre como el esplendor pasado de Egipto debe permanecer de ese modo y emprende la partida por el desierto al lado de Solín y Vanesa. 

Reflexiones… 
Esta historia fue suficientemente exótica y apasionante como muchas de las aventuras de Kalimán. Sin embargo, se sienten algunos fallos en el argumento que de pronto aluden a un exceso de elementos y situaciones que sirven para hacer tiempo, pretendiendo abarcar mucho y muy poco al mismo tiempo del panorama egipcio que ofrece la trama. 

Curiosidades y metidas de pata
• Durante los capítulos a medias (los primeros que se publican junto con los últimos de la serie anterior), por un error de impresión (o reimpresión) van contándolos (en el pequeño recuadro donde acompañan el conteo de las páginas) con la misma numeración que en la historieta original (de hecho, la primera reimpresión de El Faraón Sagrado dentro de la misma cuando se les acabaron las ideas para tramas nuevas). Es decir, los cuentan del No. 1297 al 1304 (del No. 96 al 103 en esta edición), pero una vez que los capítulos ya abarcan la revista completa, recuperan su numeración normal. 
• Durante la reimpresión, se perdió un capitulo completo ubicado entre el No. 109 y el 110 (el cual, curiosamente, fue temporalmente puesto a disposición en el sitio web de Kalimán para que los lectores pudieran bajarlo fácilmente). 
• Cambian el nombre del capitán de guardias, Simàn, a Ramès de un número a otro, indicando lo poco que les importaba este personaje (el cual ya nunca fue nombrado por su nombre durante toda la incursión a la pirámide donde aparentemente lo vemos morir, sacrificado con el resto de los sobrevivientes de su grupo por Anubis y sus adeptos). 
• ¿Qué rayos tienen que ver los cocodrilos con la deidad Osiris? Parece que alguien no estudió suficiente sobre la mitología egipcia porque si querían usar a estos animales, mejor los hubieran representado con Sebek. 
• Sabemos que Kalimán se la pasa saliendo airoso de múltiples situaciones peligrosas en trampas mortales y enemigos de todo tipo pero esta vez se siente que hay una exageración, como si no pudieran dejarlo descansar ni un momento ya que sale de un predicamento para caer en otro (como en la intrascendente parte de la pirámide donde tienen que meter lo de Anubis, Osiris y Apis, todo de jalón). 
• Tanto Nefris como Simué estaban demasiado convencidos de que Tutan-Kop reviviría para proclamarlos faraones y que tenían un as bajo la manga para asegurarse de que así fuera. Aparentemente, todo se limitaba a que confiaban demasiado en la profecía. No obstante, Simué mismo fue testigo de los trucos de ilusionismo de Kalimàn… ¿Tal vez podría haber considerado el utilizarlo para realizar ese milagro y así nadie dudará de que era el elegido? Claro, no era un tipo muy brillante que digamos. 
• Kalimán alega que la profecía no se cumplió porque Nefris no tenía sangre de faraones. ¿Quiere decir que de haber sido lo contrario si se hubiera salido con la suya? Además, se supone que también necesitaba del diamante sagrado y fue él quien le dio una falsificación. Si estaba tan confiado en que no le serviría… ¿Para que utilizó esa maniobra? No volvió a usar el diamante para absolutamente nada más que tirarlo frente a ella luego que todo estaba perdido, así que esto no tiene ningún sentido. 
• Además de servir constantemente como damisela en desgracia, Vanesa fue completamente inútil a lo largo de la aventura. 
• Aparentemente, hay un grave caso de amnesia entre los responsables de esta historia ya que se olvidaron por completo de mencionar la nacionalidad egipcia de Solín (de no ser así ¿Por qué Kalimàn se la pasa explicándole mil y un detalles sobre su propia cultura? Se diría que un nativo de Egipto sabría un mínimo sobre las dichosas pirámides). Peor aun, se les olvida el hecho de que Solín es descendiente de faraones (tal y como fue indicado desde Los Profanadores de Tumbas, la primera historia de Kalimàn).

   

• Como de costumbre, hay una que otra portada mentirosa.

   

En el No. 110 vemos un dialogo que jamás salió de los labios de Nefris. ¡Y ella nunca admitió amar a Kalimán! Su interés en el él siempre se limitaba a tenerlo como su esclavo o sacrificarlo, no dio para más. 

   

Vanesa sufrió muchas humillaciones y maltratos de parte de Simué pero no llegó a hacerle algo tan bárbaro como lo que muestran en el No. 118.

   

En el No. 119, exageran demasiado con esto… ¡”Osiris” nunca habló! 

   

Tampoco Kaliman jamás le dijo esto a Nefris en el No. 123 (ese ni siquiera es el diamante sagrado de Tutan-Kop).

 

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