viernes, 24 de mayo de 2013

El Dragón Rojo: Tercera Parte

 

Kalimán, el Hombre Increíble No. 171-190 

Lina le pide a Kalimán que lo deje acompañarlo, mas éste se niega y la envía de regreso. Lina se lamenta con su padre de que Kalimán esté tan inmerso en su misión de cumplir la justicia que no repara en el amor que le profesa y él le sugiera que lo siga a pesar de todo, asegurando que estará tranquilo sabiéndole a un lado de un hombre como él. Lina se despide de su padre y sigue a distancia a Kalimán, rumbo a Darjeé. 
Karma utiliza los secretos del libro para mejorar su poder de transformación. Llama a Kin-Go y a Ling para demostrárselos, y ellos no lo reconocen al asumir aspecto de anciano. Aunque Kin-Go siente que es su misma voz, Ling lo anima a que mate al “impostor y el chino obedece. Karma se defiende y vuelve a asumir su forma real, dejando que le pidan disculpas, para luego dar otra demostración, transformándose en una mesa china y en una espada.


Satisfecho, ordena que Kin-Go se retire mientras reposa en compañía de Ling. Kin-Go sale irritado, harto de que Karma lo trate como basura, se desquita burlándose de Solín al recordarle que Kalimán morirá sin remedio cuando Lucifer lo muerda, además de señalar que a él lo dejarán morir de hambre. 
En el palacio de Abel Rajham, los aspirantes al trono siguen tratando inútilmente de retirar la espada y el monarca siente perder toda esperanza en que surja el campeón que derrotará a Karma. 
Kalimán se prepara para entrar a la mansión de Karma. Antes de que pueda hacerlo, guardias del rey aparecen y lo confunden con el villano. Tratan de arrestarlo, pero Kalimán se defiende haciendo gala de su destreza y pronunciando su nombre para dejar en claro que no es el que buscan. Los guardias huyen y Kalimán sigue su camino, sin sospechar que Lina va detrás de él. Intenta contactar a Solín con telepatía, pero él se encuentra dormido y no puede responderle. 
Kalimán entra a la casa y antes de que Lina pueda ver por donde se metió, es emboscada por Kin-Go. Al presentirla como una mujer bonita, decide hacerla su esclava y se la lleva para consultarlo con Karma después. La deja atada en un árbol, con las fieras cercas para devorarla si trata de escapar. 
Kalimán recorre el interior de la mansión en busca de Solín. Rompe un hilo apenas visible que hace sonar unas campanas. Karma alcanza a escuchar el sonido, reconociendo como la señal de un intruso en los jardines. Con su poder mental, percibe a Kalimán, verificando que ha recuperado la vista. Kin-Go interrumpe para avisar que capturó a una mujer que merodeaba y Karma le anuncia que Kalimán ha irrumpido. Confiado en sus trampas, invita a sus cómplices a que contemplen con él la muerte de su enemigo jurado. Kalimán pasa por donde está Lina y ella grita su nombre para que la ayude, ignorando que esa señal activa de inmediato a las fieras. Kalimán libera a Lina, manteniéndola cerca en lo que sigue buscando a Solín. Karma grita el nombre de Kalimán, enardeciendo aun más a Espíritu y a Alma, lanzándolas sobre su rival.

   

El Hombre Increíble libra una tremenda lucha contra los felinos, pero se impone y los derrota, obligándolos a respetarlo y alejarse. Karma prosigue provocando a Kalimán, proyectando su voz en una estatua que él destruye de un golpe. Después provoca el derrumbe de un árbol, que Kalimán y Lina apenas logran esquivar. Kalimán acusa a Karma de ser un cobarde pero Karma insiste en provocarlo, moviendo mentalmente una campana, invitándolo a que lo encuentre. Kalimán y Lina lo siguen, a punto de quedar en medio del súbito cierre de una cerca. Karma habla a través de una mascara diabólica para seguir con sus juegos, bromeando con lo que le hizo a Solín.

   

Kalimán la destruye para enfrentar una lluvia de ladrillos y sigue la voz de Karma, ahora proviniendo de una fuente. Kalimán exige saber donde tiene cautivo a su pequeño amigo, y al final opta por localizarlo con la Percepción ExtraSensorial. Solín se alegra de verlo, pero al estar amordazado, no puede advertirle a Kalimán que la serpiente acecha. Lucifer lo muerte en el brazo. Karma se regocija al presentir todo, seguro que de que esta vez ha triunfado y el veneno matará rápidamente a Kalimán. Ordena a Kin-Go ir a los jardines para traerle a Kalimán y poder verlo morir. Solín se libera de las cuerdas que Kalimán logró aflojar antes de que Lucifer lo mordiera y se une a Lina para llorar por su suerte. Sin embargo, el Hombre Increíble sigue lucido y pide a Solín que lo asista, extrayéndole el veneno mientras realiza el “Actus Mortis”. Solín obedece y espera haber sacado todo el veneno, pero al no ver a Kalimán reaccionar, se preocupa junto con Lina, incapaces de saber si sigue en la muerte fingida o no. Kin-Go aparece inesperadamente, desconcertado al ver que Kalimán ha muerto. Golpea su cuerpo para que reaccione, furioso porque otra vez no tuvo oportunidad de volverlo a enfrentar. Se dispone a llevarse su cuerpo para que Karma se encargue de él, pero Kalimán suspende el “Actus Mortis”, tomándolo por sorpresa, y mandándolo contra el árbol. Tiene lugar otra lucha entre los dos, con la victoria de Kalimán.

 

Le advierte a Solín y a Lina que Karma puede volver a atacar, pidiéndoles que se vayan para enfrentarlo él solo. Después, sujeta a Kin-Go, obligándolo a ir enfrente para abrirse paso. Espíritu y Alma les salen el encuentro, pero no se atreven a volver a atacar a Kalimán, reconociendo su superioridad. Karma intenta amedrentar a Kalimán con suertes telequinéticas, pero él esquiva todo lo que intenta arrojarle encima. Kalimán llega al cuarto donde se encuentra Karma y rompe la puerta. Encuentra al gato de oro, que ha retornado a ser una simple estatua inanimada. Suelta a Kin-Go, advirtiéndole que no intente escapar, procediendo a abrir las cortinas tras las cuales está Karma, esperándolo. Karma se encuentra en pose de meditación, admitiendo su derrota y culpabilidad en las atrocidades que ha cometido, dejando que Ling le prenda fuego con una antorcha para morir y así pagar por sus pecados.

   

Kalimán no puede detenerla y contempla a Karma arder, comprobando que es fuego de verdad y no un truco mental. Kin-Go no se atreve a quedarse ahí para que lo aprendan ahora que Karma se ha ido y rompe una ventana para escapar. Kalimán promete atraparlo más tarde y dirige su atención a las cenizas que han quedado de Karma. Ling tiene instrucciones de esparcirlas a los cuatro vientos y Kalimán se lo permite, advirtiéndole que después tendrá que entregarla a las autoridades. Con sus poderes mentales, Kalimán comprueba que no hay rastros de la presencia de Karma, pero aun no puede asegurar que haya muerto de verdad. 
En su intento de escapar, Kin-Go encuentra a Solín y a Lina. Se vuelve hacia ellos, noqueando a Solín para llevárselo en brazos, advirtiéndole a Lina que le diga a Kalimán que deje de perseguirlo o lo matará. 
Kalimán inspecciona los restos de las cenizas, distinguiendo que sólo son tela, aserrín y cuero. Exige a Ling que le deje ver el resto de las cenizas y ella se las echa en la cara. La risa de Karma se hace escuchar, y el malvado Dragón Rojo aparece ante Kalimán, revelando que su muerte fue un truco y estuvo oculto bajo una barrera mental todo el tiempo. Kalimán lo reta a pelear y se lanza contra él, pero sólo era su imagen en un espejo. Karma provoca que le caiga encima un candelabro, para después echarse a correr. Decidido, Kalimán lo persigue y Karma lo guía hacia una pagoda, la cual cubre de llamaradas. Karma se aleja, habiendo dejado a Kalimán atrapado entre el fuego, vanagloriándose con Ling de su victoria sobre él. Kalimán se asfixia por el humo y busca una salida desesperadamente, pero no encuentra ninguna y la pagoda incendiada acaba derrumbándose.

   

Seguro de que esta vez lo ha matado, Karma se declara el nuevo Hombre Increíble. Karma y Ling se retiran, ignorando que Kalimán aun vive entre los escombros, permaneciendo inconsciente. Ling informa a Karma que Kin-Go escapó pero éste prefiere castigarlo por su cobardía más tarde, tomando como prioridad el atentado contra Abel Rajham, planeando llegar a él transfigurándose para que no sospeche nada y pueda pasar por los guardias. Mientras cumple su misión, le ordena a Ling buscar a Kin-Go por la ciudad. El capitán de guardias pone al tanto a Abel Rajham sobre su encuentro con el hombre que tomaron por Karma, indicándole que podría ser justo a quien necesita para lidiar con el ambicioso villano. Da órdenes de que encuentren a Kalimán y lo traigan ante su presencia.
Kin-Go se esconde cerca del barrio de mercaderes. Cuando Solín recobra la consciencia, le hace ver que es su esclavo, fingiendo ser su lazarillo para pedir limosna.
Lina llora por la muerte de Kalimán, pero el Hombre Increíble no tarda en emerger de entre los escombros. Lo pone al tanto de que Karma y Ling se han ido y que Kin-Go capturó a Solín. Kalimán usa su Percepción ExtraSensorial para averiguar lo que hace Karma, encontrándolo cercas del palacio. Antes de que unos guardias lo descubran, Karma toma la forma de un anciano monje. Trata de convencerlos de que es uno de los maestros de Karma y ha venido a ayudarlos contra él, teniendo necesidad de hablar con el rey que ha sido amenazado de muerte por éste. Kalimán deduce la estrategia de Karma, pero primero decide ir con Lina para encontrar a Solín en el mercado de esclavos. Abel Rajham se encuentra elaborando su testamento de antemano en caso de su muerte próxima. Los guardias dejan a Karma disfrazado afuera, esperando hasta que el rey pueda recibirlo. 
Solín se ve obligado a pedir limosna para Kin-Go, quien se hace pasar por su pobre padre ciego. Mientras, Ling divisa a Kalimán entre el gentío y lo sigue a discreción. Solín consigue que le den una moneda de oro, despertando la ambición en Kin-Go para que implore caridad con mayor lastima.

   

Kalimán aparece ante él y trata de disimular ante Kin-Go, hasta que el Hombre Increíble lo toma por sorpresa. Unos guardias intentan detenerlo, tomándolo como un abuso contra un ciego indefenso y Kin-Go aprovecha para escapar. El capitán de guardias reconoce a Kalimán y solicita su presencia en el palacio de Abel Rajham. Kalimán acepta, indicándoles a Solín y a Lina que vuelvan a la casa en las colinas y no lo desobedezcan otra vez. Ellos se resignan y Kalimán acompaña a los guardias. 
Ling encuentra a Kin-Go, haciéndole ver que Karma vive y deben volver a su lado. 
Bajo el disfraz de monje, Karma se impacienta y se transforma en cobra, escurriéndose debajo de la puerta en donde Abel Rajham sigue predisponiendo su testamento. Karma ataca, pero uno de los consejeros es quien recibe su mordida letal al interponerse. Llaman a los guardias y Karma huye, volviendo a donde estaba para tomar la forma del monje de nuevo. Abel Rajham siente estar en mayor peligro que nunca y al ser informando sobre el susodicho maestro de Karma, exige que lo traigan ante él. Disfrazado, Karma le indica que él sabe como derrotar a su enemigo, pero que es necesario que estén a solas. Abel Rajham no quiere estar lejos de sus consejeros, pero como el monje amenaza con irse y dejarlo a merced de Karma, ordena a todos retirarse. Habiendo conseguido lo que quería, Karma lo sume en un trance hipnótico, haciéndole escribir un documento en que lo nombra como su sucesor al trono. Únicamente falta su firma cuando tocan a la puerta y Abel Rajham despierta, sin haberse dado cuenta de nada. El capitán de guardias anuncia que ha traído a Kalimán, y el “monje” disimula su sorpresa al verlo con vida, poniendo una barrera mental para no ser identificado. Viéndose con dos excelentes apoyos para enfrentar a Karma, el rey no sabe a cual recurrir primero, pero el “monje”, usando el falso nombre de Kao-Pei, le sugiere empezar con Kalimán. Este sospecha de la veracidad de la historia del “monje”, pero atiende a Abel Rajham, que le hace saber el último atentado de Karma contra su vida. El rey lo guía hacia donde está la espada sagrada, que podría ser el arma ideal contra el Dragón Rojo si logra empuñarla. 
Karma vuelve a su forma real y envía su espíritu hacia donde están Ling y Kin-Go, encomendándoles la captura de Solín y Lina para preparar otra trampa. 
Abel Rajham presenta la espada sagrada aprisionada en el bloque de granito. Kalimán logra sacarla sin problemas, asombrando a todos.

   

Abel Rajham lo reconoce como el futuro rey de Darjeé, mas el Hombre Increíble se niega a tomar el trono, pero acepta portar la espada para enfrentar a Karma. Desde su posición, Karma envía un ataque de destructiva fuerza teléquinetica. Kalimán evita que Abel Rajham sea aplastado y sale con la espada en mano para encontrar a Karma. 
Lina y Solín esperan a Kalimán en la casa, cuando en la puerta aparecen Kin-Go y Ling. El padre de Lina interviene, pero Kin-Go lo deja tendido de una patada. Los dos criminales salen corriendo, llevando a sus cautivos. 
Kalimán percibe la presencia de Karma, llegando hasta una sala de armaduras en las que éste juega con él usando la ventriloquia. Lo deja inconsciente con un golpe en la cabeza, y vuelve a transfigurarse en el anciano monje. Regresa con Abel Rajham, convenciéndolo nuevamente de que deben estar solos para tratar el asunto de Karma. Kalimán recobra la consciencia y acude, pero demasiado tarde. Karma abandona el disfraz e hipnotiza a Abel Rajham para que firme el documento elaborado anteriormente. Una vez hecho esto, le rompe la nuca, matándolo al instante. 

   

Karma encara a Kalimán, pero lo considera indigno de luchar contra él, pretendiendo usar la autoridad de su nuevo titulo para que los guardias lo apresen, pero los guardias no piensan seguir las órdenes de un asesino. Karma decide convencerlos con una demostración de su poder, y emplea la teléquinesis proyectada para atacar a Kalimán. Con la espada, él Hombre Increíble repele la fuerza mental del Dragón Rojo, haciéndolo desistir y probar otra táctica. Karma se vuelve invisible, pero antes de que pueda intentar escapar, Kalimán arroja vino rojo para tenerlo a la vista, y prosigue dando estocadas, provocándolo para que pelee mano a mano. Karma acepta el desafío, exigiéndole tirar la espada y Kalimán la deja clavada en la pared. Finalmente, los dos rivales miden fuerzas, aunque Karma no deja de incrementar la suya. Acaba apoderándose de la espada pero Kalimán logra arrebatársela. Karma usa su mirada hipnótica sobre Kalimán, tratando de enloquecerlo. La respuesta de Kalimán es resistirse y golpearlo directamente en el círculo blanco en la parte de atrás de su cabeza.

   

Karma queda aturdido pero logra transformarse en buitre, atacando a Kalimán para desconcertarlo y aprovechar para escapar. Kalimán va tras él, declinando seguir blandiendo la espada sagrada, prefiriendo enfrentarlo con sus propias manos. 
Karma piensa utilizar el Libro Blanco de la Sabiduría para encontrar algo que le sirva contra Kalimán. Recupera su figura ante Kin-Go y Ling para anunciarles que dispongan todo para tenderle la trampa a Kalimán en cuanto venga, utilizando a sus dos prisioneros. 
El padre de Lina sale al encuentro de Kalimán cuando se dirigía a la residencia de Karma, informándole del secuestro de su hija y Solín, y éste se apresura a socorrerlos. 
A través del libro, Karma encuentra la clave para vencer a la muerte, considerando la medida para asegurarse de volver a la vida cuando le toque morir. Ling y Kin-Go anuncian que han dejado a los prisioneros como él les ha pedido. Karma encarga a Kin-Go enfrentar a Kalimán nuevamente mientras Ling lo asiste en su próxima jugada. Kalimán materializa su pensamiento en un ave para observar el interior sin ser visto, localizando a Lina y a Solín, que han sido atados precariamente sobre un mar de serpientes venenosas, además de detectar una trampa cercana. 
En el invernadero donde se encuentran los pájaros asesinos, Karma muestra a Ling un ataúd en el que aseguro que pronto estará Kalimán. Al sentir la presencia de su enemigo, manda a Alma y a Espíritu para que se enfrenten a él, dispuesto a lanzarle todo lo que pueda para que al final le toque rematarlo. Kalimán entra en acción, eludiendo la cuchilla en el camino, llegando con sus amigos. Con hipnosis, domina a las serpientes, justo cuando las cuerdas que mantenían suspendidos a Solín y a Lina se rompen. El efecto hipnótico termina antes de que Solín logre pasar entre las serpientes y Kalimán tiene que usar la fuerza para apartarlas, salvando al muchacho y cerrando la puerta para impedirles seguir atacando. Les indica a los dos que no se separen de él y son sorprendidos por Kin-Go, que ahora se dispone a atacar con cuchillos.

   

Utilizando la ventriloquia, Kalimán logra desconcertarlo para poder despojarlo de sus armas y vencerlo a golpes, una vez más. Karma percibe la derrota de Kin-Go, pero a distancia se encarga de enardecer a las fieras para que su ataque sea implacable. Kalimán localiza la presencia de Karma en el invernadero y se dirigen hacia allá. Espíritu y Alma se interponen en su camino. Lina se asusta y trata de correr, provocando que Espíritu la siga, pero Kalimán lo detiene en seco con un dardo somnífero. Alma lo ataca a él a su vez y derriba a la fiera del mismo modo. Karma no contaba con que Kalimán usara ese recurso. Ling sugiere que huyan, pero él todavía tiene confianza en su trampa con los pájaros y el ataúd.

   

Kalimán penetra al invernadero, indicando a sus compañeros que lo esperen afuera. Al ver el ataúd, descubre que en su interior contiene un cadáver de si mismo, reconociéndolo como un truco mental para intimidarlo. Karma aparece para amenazarlo sobre que ese será su futuro y Kalimán lo ataca, viendo que no es más que una ilusión de su enemigo. Lo busca por el invernadero, mientras Karma permanece escondido con Ling, provocándole para que se acerque más a la trampa. 
Kalimán finalmente llega al punto en que se encuentran los pájaros, que animados por Karma, lo atacan furiosamente sin darle oportunidad alguna de defenderse. Consciente de que las aves no cesarán hasta destrozarlo, Kalimán llega hasta el ataúd, metiéndose en éste para ponerse a salvo. Karma ahuyenta a los pájaros, burlándose de Kalimán por haber hecho exactamente lo que esperaba.

   

El ataúd es a prueba de fugas, por lo que la muerte por asfixia es inminente y ningún truco mental puede salvarlo. Karma se queda a esperar, diciéndole a Ling que a lo mucho resistirá tres horas antes de morir. Kin-Go encuentra a Solín y a Lina, capturándolos y trayéndolos ante Karma, quien ordena que los dejen atados a un árbol para que los acompañen a presenciar la muerte de Kalimán. Desde el interior del ataúd, Kalimán envía su espíritu, desafiando a Karma a un enfrentamiento mental. Karma acepta el reto. Los espíritus de ambos emprenden una intensa batalla, pero nuevamente, Kalimán se impone ante la supuesta fuerza superior de Karma, orillando a su espíritu a volver a su cuerpo, propiciándole un fuerte dolor de cabeza.

   

Karma corre en busca del Libro Blanco de la Sabiduría para conocer otro secreto que pueda servirle contra su enemigo. Creyendo que Kalimán estará debilitado por la asfixia, Kin-Go abre el ataúd para rematarlo. Kalimán contaba con eso y lo derriba de un golpe, procediendo a liberar a sus amigos y reanudar la batalla con Karma. 
Utilizando el libro, Karma decide hacer el experimento físico mental más difícil de todos, en el que tendrá que morir para escapar de Kalimán con la posibilidad de revivir más tarde (¿no había pasado ya por ese capitulo?). Karma da instrucciones a Ling de que cuando muera, debe conservar su cuerpo en el ataúd del invernadero y pasados siete días, deberá golpear tres veces el gong dándole la señal para revivir. El secreto es que aunque su cuerpo muera, su espíritu y mente permanecerán ocultos para retornar a su cuerpo y reanimarlo. Kalimán irrumpe y Karma lo recibe, alegando que no piensa oponer más resistencia, habiendo llegado a sus límites, pero no le permitirá capturarlo. Clavándose una daga en el pecho, se suicida, burlándose de que logró eludirlo hasta el final.

   

Kalimán confirma que está muerto y cuando Kin-Go aparece, se lo hace ver. Amenazando con romperle los huesos, fuerza al asesino a permanecer quieto para más adelante entregarlo a las autoridades. Más tarde, las autoridades se presentan y Kalimán les asegura que la amenaza de Karma ha concluido. Vuelven a ofrecerle que gobierne Darjeéé, pero Kalimán se rehúsa debido a sus principios, aconsejándoles buscar entre ellos quien pueda asumir esa responsabilidad. Les entrega a Kin-Go para que lo juzguen, mientras él se compromete a llevar a Ling de regreso a su pueblo para que allá también la castiguen como se merece por su complicidad con Karma. Ling finge resignación, implorando que no cremen el cuerpo de Karma, ya que su ultima voluntad era dejarlo en el invernadero con los pájaros. Kalimán accede a su petición y lleva el cuerpo de Karma ahí, pero no deja de presentir que su espíritu permanece cerca. Después de cerrar el ataúd, salen de ahí, sintiendo que es peligroso estar entre los pájaros, furiosos y hambrientos. Despidiendo a las autoridades, Kalimán anuncia que se quedará unos días más en ese lugar, explicando más tarde a sus compañeros que deben permanecer hasta siete días porque es el tiempo máximo en que un espíritu puede estar cerca de un cadáver. Le encarga a Solín vigilar de cerca de Ling, quien se da cuenta de que sospechan del plan de Karma para regresar a la vida. 
Los días pasan y Kalimán sigue detectando al espíritu de Karma. Al llegar a la ultima noche, se dan cuenta que Ling ha desaparecido. Ella logra cumplir su cometido, haciendo sonar el gong para que Karma reviva, antes de que Kalimán pueda detenerla. Karma revive inmediatamente, abriendo el ataúd. Kalimán le advierte a Ling sobre su error, ya que los pájaros enloquecidos atacarán sin dudar. Los cuatro se dirigen con rapidez al invernadero, encontrándose con que los pájaros se precipitan sobre Karma, destrozándolo y devorándolo con feroces picotazos.

   

Ling se atreve a entrar para auxiliarlo y corre la misma suerte. Kalimán declara que ese es el resultado de atentar contra el equilibro de la naturaleza. 
Kalimán se despide de Lina, dejándola de nuevo a donde pertenece, con su padre. Ella pregunta si volverán a verse algún día y Kalimán sólo puede decir que es cosa del destino pero que nunca la olvidará (sólo una fulana más en sus interminables aventuras). Días después, Kalimán y Solín han regresado al monasterio, informando tanto al maestro Shang como al Dalai-Lama sobre la muerte de Karma. Kalimán devuelve el Libro Blanco de la Sabiduría, que permanecerá guardado celosamente ya que nadie está preparado todavía para conocer sus secretos milenarios, además de conocer el miserable destino de Karma después de la muerte.

   

Habiendo cerrado el caso, Kalimán y Solín parten hacía su siguiente aventura. 

Reflexiones… 
Una trama sencilla pero excelente con uno de los villanos más implacables (por no decir tramposos y ventajosos) en la historia de Kalimàn. Sin desviarse del camino, nos presentan al Hombre Increíble más comprometido que nunca con sus ideales, demostrando la eficacia de sus métodos aun sobre un enemigo tan peligroso que lo superaba por mucho, manteniendo hasta el final su juramento de nunca llegar a los extremos. También se sintió un buen equilibro de elementos en el reparto, tanto entre los seguidores del villano como los aliados ocasionales de Kalimán (sólo estuvo de sobra la damisela en desgracia en turno pero en realidad esas casi siempre lo están). 
El final fue algo anticlimático, algo que no es del todo raro en las aventuras de este personaje, pero tuvo la variante de ofrecer un pequeño epilogo para cerrar todos los cabos sueltos (lo que no siempre hacen o sucede demasiado rápido la mayoría de las ocasiones). Definitivamente, una de las mejores presentaciones en la reedición de la revista. 

Curiosidades y metidas de pata:
• Al inicio de la historia, Solín se sorprende ante el uso de la proyección astral del maestro Shang, como si nunca en la vida hubiera visto a su mentor realizarla (y lo ha hecho en varias ocasiones). 
• Cuando el maestro Shang informa a Kalimán sobre la masacre cometida por Karma en la aldea de Ling, él responde con su famosa frase: “Serenidad, serenidad y paciencia, mucha paciencia”. Sabemos que la dice con cierta frecuencia, pero en este caso estaba totalmente fuera de lugar ya que mientras ellos son serenos y pacientes, Karma seguirá matando impunemente. 
• La actitud de Ling, la sierva de Karma, es un tanto contradictoria. En un principio, ella juraba vengar la muerte de su padre, pero las exhibiciones de poder de Karma y la vida de lujos y riquezas con que la envolvía la conquistan en forma que pierde por completo los escrúpulos, olvidando ese juramento. Aun así, su fidelidad es exagerada, al grado de morir en un intento inútil de ayudarlo durante sus últimos momentos.

   

Algo incomprensible desde que es muy evidente que el villano la trataba como basura. Se siente que hubo un mal manejo del personaje que en algún punto de la historia pudo haber ayudado a Kalimán, limitándola (o degradándola) a servir fielmente hasta el final al villano del cuento.

   

• El Dalai-Lama mostraba una actitud demasiado pasiva, dejando ir tan fácilmente a Karma a sabiendas de las atrocidades que cometería. Sabemos que los monjes deben ser pacifistas, pero la forma en que dejan que toda la responsabilidad recaiga en Kalimán se siente un tanto hipócrita de su parte. 
• Durante la prueba en que Kalimán debe pasar por el cuarto de las campanas, tiene que usar el “Actus Mortis” para evitar que su tañido le dañe el cerebro. En la serie anterior, Los Jinetes del Terror, se ve que Kalimán puede anular temporalmente el sentido del oído, sorteando una trampa muy similar. Considerando que el “Actus Mortis” normalmente sirve para engañar a sus enemigos, su uso en esta ocasión no tiene sentido. Y más por el hecho de que salió de la trampa cayendo por las escaleras (una jugada un tanto imprudente de su parte). 
• A lo largo de la historia, Kalimán utiliza el “Actus Mortis” en tres ocasiones. Por lo general, una sola vez por aventura basta para lucirse, así que el andarlo repitiendo hace pensar que a los creativos no se les ocurre otra maniobra. 
• Kin-Go expresaba interés en conocer los secretos del Libro Blanco de la Sabiduría, lo que Karma se asegura de no permitirle nunca. Aun así, de haberlo tenido en sus manos ¿Qué esperaba hacer? Considerando que él es ciego y el libro está escrito en lenguas que sólo alguien que estudió años con los monjes lamas podrían entender, además de no haber recibido la disciplina necesaria ya que Kin-Go sólo sabe de peleas... ¡No podría servirle para absolutamente nada! La insinuación de esta pequeña traición que al final nunca se hizo, no significó nada relevante dentro de la trama. 
• Hay una escena en que Karma revisa el Libro Blanco de la Sabiduría, emocionado al conocer los secretos que le pueden permitir modificar su rostro o transformar su cuerpo, siendo algo que números atrás ya había realizado exitosamente. 
• Nunca se había visto que la proyección astral sirviera para materializar objetos a largas distancias pero parece que el maestro Shang es la excepción a la regla por la forma en que le entregaba a Solín el ratón y la flauta que utilizara para escapar de sus enemigos. 
• Después de que Karma se retirara amenazando, Abel Rajham se pregunta como pudo Buda ordenarle nombrar su heredero a un hombre tan malvado. Consciente de los trucos mágicos de los que es capaz Karma, el rey debería deducir que todo fue un engaño. Que idiota. 
• Cuando Karma hace una demostración de la eficiencia de los animales por encima de los hombres, no me parece que haya sido un buen ejemplo utilizar al gato de oro (es decir, ¿Cómo podría Kin-Go derrotar a un animal con piel metálica?). Pésima manera de demostrar un punto. 
• Si Karma necesitaba que Abel Rajham le firmara un documento para hacerlo su heredero… ¿Por qué intentaba matarlo en sus primeros ataques, con los que no obtendría absolutamente nada más que su propia satisfacción malsana? Karma tendrá muchos poderes pero poca inteligencia. 
• La última estrategia de Karma fue increíblemente descuidada, por no decir carente de sentido. ¿Qué pretendía Karma al morir y revivir? Si su fin era escapar de Kalimán, Karma debió haber contando con que su enemigo ya estaba bien enterado de que un espíritu puede durar siete días cercas de su cuerpo. También está el hecho de que de ser así, no habría habido ninguna sorpresa y Kalimán lo hubiese derrotado fácilmente (nunca dijo que regresar de la muerte le confiriera mayores poderes ni nada por el estilo, a menos que planeara que para entonces su cuerpo ya estaría lejos del Hombre Increíble). El peor error de Karma es haber pedido que específicamente dejarán su cuerpo en el invernadero de pájaros, por lo que también debió contar con que éstos estarían hambrientos más allá de su capacidad para controlarlos. Un plan bastante estúpido que obviamente el Dragón Rojo no se tomó mucho tiempo para pensar, indicando como sus actos impulsivos de fueron su perdición. 
• Múltiples portadas mentirosas fueron presentadas a lo largo de esta serie.

   

Empecemos por la del No. 152, donde estamos de acuerdo en que Kin-Go nunca intentó en usar de cómplice a Ling en su conspiración contra Karma (aunque si lo consideró pero números después). 

   

En el No. 156, se da una idea equivocada de cómo eran los hombres de piedra y se insinúa que Kalimán era ignorante sobre su significado.

   

El No. 167 se adelanta a los hechos porque Kalimán todavía no se enfrentaba a Alma, que por supuesto, no era Karma transfigurado.

   

Lina nunca pensó algo tan extremo y pesimista como lo que le ponen en el No. 168.

   

En el No. 171, aclaramos que Karma nunca atacó a Kalimán convertido en espadas (esa fue una demostración para sus cómplices y nada más).

   

Y en el No. 173 todavía exageran más al mostrar un truco de invocación que el Dragón Rojo jamás intentó contra el Hombre Increíble (ni se dieron indicios de que sus poderes llegaran a tanto).

   

Karma no intenta atacar a su rival mientras engañaba al rey con su disfraz en el No. 178.

   

Y finalmente, Karma nunca uso este truco para confundir a Kalimán en el No. 185.

 

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