miércoles, 22 de mayo de 2013

El Dragón Rojo: Primera Parte

La revista entra a la serie 22 de Kalimán con la adaptación de la radionovela originalmente titulada Karma, el Demonio del Tíbet. Sin lugar a dudas, una de las mejores aventuras de Kalimán en toda la historia. Aunque no es el primero ni el ultimo oponente del Hombre Increíble con habilidades similares a las suyas, la ambición de este villano destaca en gran manera, llevando a una gran secuencia de enfrentamientos físico-mentales con un objetivo muy claro pero difícil de alcanzar (es decir, derrotar a Karma). También es la mejor serie que pudo haber presentado la revista, siendo una lastima que debido a su cancelación no fue posible que llegaran a la secuela, La Venganza de Karma (tres series después). Se dice que no es tan buena pero igual no hubiera sido despreciada su reedición para quienes quisieran ver de vuelta a este terrible villano. 
Un nuevo suplemento en la revista denominado El Sublime Secreto es presentado a partir del No. 140 (terminando en el No. 170) donde se nos ofrece una especie de recuento de la historia del universo y la humanidad que en un principio alude puras referencias de la mitología hinduista, para progresivamente hacer alusión a otras culturas y hechos históricos. En el No. 143, regresan los Kalimisterios (aunque van cambiando su nombre, primero a El extraño mundo de Kalimán y después a Kalinotas) con más información sobre los rostros de Belmez, avistamientos y seguimiento del Sasquatch o Yeti, las ruinas de Caral,  el descubrimiento en un templo en el lago Titicaca, evidencias de presencia vikinga antes de Colon en America, el caso de los niños verdes, los restos hallados de Percy Harrison Fawcett, coincidencias entre investigaciones de clonaciòn humana y fertilizaciòn in vitro, la herencia de Schliemann, la "Protohistoria" de Daniel Ruzo, los extraños del Monte Shasta, teoria de que la humanidad podrà respirar bajo el agua, razones por las que la Madre Teresa de Calcute no ha sido canonizada, el secreto de la Isla Oak,  la orden del Temple, los casos criminales de Michael Murffy y Rasputin, el significado del mito de la Diosa Kalì, la ecuaciòn del Dr. Frank Drake, las armas secretas de Hitler y evidencias de la Atlantida en Cuba.

   

Kalimán, el Hombre Increíble No. 130-155 

Kalimán y Solín viajan a caballo en el Tíbet, pasando por la cordillera de los Montes Himalaya rumbo al monasterio lama donde se formara el Hombre Increíble. En el trayecto, deben cruzar por un puente quebradizo, el cual cede rápidamente antes de que Kalimán termine de recorrerlo, pero logra aferrarse al risco a tiempo. Buscan donde resguardarse de la tormenta de nieve y esperar a que amaine para dar con otro camino. Mientras aguardan, aparece un viejo amigo de Kalimán, el maestro Shang, usando la proyección astral, saludándolos y guiándolos hacia el monasterio. Una vez ahí, Kalimán es observado con recelo por un monje de ojos brillantes, reconociendo como su “rival”. 
Kalimán y Solín son llevados hacia el maestro Shang, revelando que su finalidad es confirmar su posición como el Séptimo Hombre de la Dinastía de la Diosa Kali, haciéndolo merecedor de un gran honor. El maestro Shang le avisa que se le permitirá entrevistarse con el Dalai-Lama, y que en vista de que es el Año del Dragón, también tendrá la oportunidad de obtener el grado de “Dragón Rojo” el más alto después del Dalai-Lama, otorgándole el derecho de poseer el Libro Blanco de la Sabiduría, una antigua reliquia que contiene secretos ancestrales. Para ello, deberá pasar una serie de pruebas en las que competirá con otro aspirante, el monje llamado Karma, un hombre formando mental y físicamente de la misma forma que Kalimán. 
En otra parte del monasterio, Karma reflexiona sobre su rival, considerándolo digno de su respeto al plantear los logros y hazañas que ha alcanzado en su vida, rechazando pensamientos negativos que le impidan convertirse en Dragón Rojo. 
Esa noche, Kalimán tiene una pesadilla en que es atacado por un hombre-ave que nunca ha visto en su vida (Karma), incitándolo a atravesarlo con una espada cuando ataca.

   

Despierta, sobresaltando a Solín, deduciendo que pudo haberse tratado de una premonición (mas no le dará importancia alguna). Suenan las campanas en el monasterio, anunciando la cercanía de la ceremonia. Kalimán debe mantenerse en ayuno antes de verse con el Dalai-Lama y tiene que estar solo para purificar su cuerpo y meditar. Solín se entretiene contemplando el entrenamiento de los jóvenes monjes, cuando le toca conocer a Karma, desconcertado por su mirada penetrante y la forma en que lee sus pensamientos, dándole un mal presentimiento. 

   

Finalmente, la meditación de Kalimán termina y se le invita a pasar a los aposentos del Dalai Lama, quien replantea la razón de su llegada para renovar sus votos junto con la oportunidad de ascender a Dragón Rojo. Kalimán acepta de antemano el resultando, esperando noblemente que sea Karma quien lo consiga. Volviendo con Solín, a este le da por espiar a Karma, descubriéndolo con un cuchillo sagrado en mano, escondiéndolo entre sus ropas. Supone que pretende usarlo para matar a Kalimán, y decide ir a avisarle. Su mentor ya ha terminado de hacer su juramento para seguir dedicando su vida a la justicia (prometiendo no matar nunca) y no le interesa nada de lo que pueda decirle si implica darle ventaja sobre su oponente, regañándolo por metiche. Kalimán pasa el resto del día realizando actividades de relajación. Karma lo observa a distancia mientras medita, esforzándose nuevamente por desechar pensamientos negativos. Inesperadamente, un buitre ataca a un desprevenido Kalimán, pero aparece el maestro Shang para avisarle, eludiendo la embestida del ave de rapiña a tiempo. Al considerar la irregularidad de la aparición de un ave de ese tipo en esos parajes, el maestro Shang sugiere que es producto de un pensamiento maligno de alguien que quiere matarlo, advirtiéndole que tenga cuidado. 
Llega la hora de la prueba y finalmente, Kalimán y Karma están frente a frente, portando capuchas para ocultar sus rostros. El maestro Shang supervisará todo y guía ambos al templo donde se realizará. Solín lo ve irse, acordándose que no pudo advertirle sobre el cuchillo que llevaba Karma. Dentro del templo, cuyas puertas no se abrirán hasta después de la prueba, el maestro Shang indica que serán juzgados por Buda que todo lo ve y será su juicio el que decida quien de los dos merece ser Dragón Rojo. Los guía hacia una puertas que abren diferentes caminos que cada uno debe elegir, donde deben conseguir una llave para pasar a la siguiente prueba. Se les permite despojarse de las capuchas y entre los dos, enfrentan diferentes dificultades a superar. Karma debe caminar por una cuerda podrida para obtener la llave del otro lado, evitando caer sobre una serie de picos que indican una muerte segura. La cuerda se rompe, pero logra llegar al otro lado y salvarse de nuevo con un gran salto, ya con la llave en mano. Mientras, Kalimán enfrenta una reina cobra, a la que logra inmovilizar sin matarla para hacerse con la llave.

   

Karma y Kalimán regresan al mismo tiempo con el maestro Shang, quedando en empate. Proceden con la siguiente prueba usando la llave. Cada uno abre una puerta para enfrentar una dificultad mayor, con el objetivo de obtener una flor de loto. A Kalimán le toca entrar a un cuarto repleto de campanas, que se activan en cuanto toma la flor, y los ensordecedores tañidos amenazan con provocarle un derrame cerebral. A su vez, Karma debe salvar arenas movedizas, pero en cuanto toma la flor, todo el cuarto se hunde. Usando la telequinésis, consigue levitar y ponerse a salvo. En el caso de Kalimán, èste emplea el “Actus Mortis” que le permite terminar de salir del cuarto de las campanas sin que le afecten más su estruendo (¿desde cuando esto implica salir caminando?). El maestro Shang los felicita por haber pasado exitosamente la prueba, indicándolos que en la siguiente, tendrán que luchar, usando únicamente sus habilidades físicas. Antes de comenzar, Karma saca el cuchillo sagrado que tenia escondido, pero su intención no es agredir a Kalimán con éste, sino emplearlo para hacer un pacto de sangre con el que garantizará la aceptación de su victoria si èl resulta ser el perdedor.

   

Kalimán lo acepta y después inicia el combate. Kalimán y Karma emplean sus mejores movimientos en la lucha, demostrando estar igualados. El maestro Shang pone fin al combate, declarando otro empate.

   

Anuncia la siguiente y ultima prueba, la del espíritu y la paciencia, que es la más difícil de todas. Ambos deben tomar una vela encendida y sentarse el uno frente al otro sobre un simbolismo en el suelo, procediendo a concentrarse mentalmente. Su pensamiento se proyectará en la flama de cada vela, reflejando la tranquilidad de su espíritu, por lo que la que se consuma más rápido, será la del que pierda. Kalimán y Karma dejan su mente volar en reflexiones conforme sus velas siguen encendidas, difiriendo notablemente. Mientras que Kalimán alaba a la creación en todas sus formas, Karma tiene pensamientos egoístas y ambiciosos donde se ve a si mismo como alguien admirado y respetado, alegando que merece ser el Dragón Rojo puesto que Kalimán ya ha tenido suficientes triunfos en su vida. Su vela empieza a consumirse rápidamente, lo que no pasa desapercibido para el maestro Shang. Karma se da cuenta e intenta concentrarse de nuevo pero es inútil. El maestro Shang da por terminada la prueba, anunciando a Kalimán como el ganador. Karma se rebela ante esto y estalla, maldiciendo a su rival, jurando que nunca se convertirá en Dragón Rojo. El maestro Shang intenta calmarlo, pero Karma lo golpea, olvidando por completo sus principios de monje. Kalimán interviene y Karma lo derriba con una doble patada voladora, para después salir al exterior, profiriendo juramentos de venganza (esto si que es ser un mal perdedor). 

   

Kalimán se repone y ayuda al maestro Shang, quien expresa que Karma ha sucumbido ante las bajas pasiones, perdiendo la razón irreversiblemente. A pesar de las advertencias, Kalimán se dispone a detenerlo. Karma sale del templo, enloquecido por la ambición. Solín inquiere sobre lo sucedido con Kalimán, pero la respuesta del antiguo monje es golpearlo y seguir con sus amenazas sin sentido. Sigue su camino, dando indicaciones de su intención de apoderarse por la fuerza del Libro Blanco de la Sabiduría. Solín repite sus palabras a Kalimán y éste se dirige presuroso a la Caverna de la Sabiduría. Karma llega a la entrada, mata de un golpe a los guardias custodios y destroza las puertas para pasar. Kalimán descubre los cuerpos y se interna en la caverna, siguiendo su rastro. Usando la Percepción Extrasensorial, Karma busca el salón sagrado donde se encuentra el libro y presiente a Kalimán. Mientras tanto, el maestro Shang consulta con el Dalai-Lama. Éste sugiere que dejen a Karma seguir su camino, sin dejar de admitir que con los secretos del libro, se convertirá en un criminal invencible. El maestro Shang sugiere detenerlo, pero el Dalai-Lama insiste en dejarlo ser apuntando que recibirá su castigo acorde a sus acciones, tarde o temprano (mejor tragarse eso que hacer algo ¿no?). No obstante, aprueba la iniciativa de Kalimán, que es libre de intentar detener a Karma, a su propio riesgo. 
Karma llega al salón sagrado, encontrando el medallón del Dragón Rojo y el Libro Blanco de la Sabiduría bajo los pies de la estatua gigante de Buda.

   

Colocándose el medallón al cuello, se declara a si mismo Dragón Rojo y se apodera del libro. Al sentir la cercanía de Kalimán, se esconde detrás de la estatua, y desde ahí, lo ataca arrojándole una estalactita. Kalimán la esquiva y le da la oportunidad de arrepentirse y devolver lo que ha tomado. Karma se burla y provoca que la estatua de Buda caiga sobre Kalimán, aprisionando sus piernas, dejando completamente inmovilizado. Kalimán le grita que se detenga, exigiéndole devolver lo que ha robado mas lo único que obtiene son burlas de parte de Karma, quien se aleja, seguro de que el Hombre Increíble morirá. 
Afuera, el maestro Shang informa a los demás monjes sobre la decadencia de Karma, justamente cuando éste ha salido. Le ofrece otra oportunidad para redimirse, pero Karma lo amenaza y lo rechaza fácilmente. Los demás monjes se lanzan para atacarlo, pero el maestro Shang exige que se detengan, dejándolo ir. Solín encuentra a Kalimán aplastado, haciendo grandes esfuerzos por liberarse. El daño en su cuerpo es grave y siente que la muerte se acerca. Karma está a punto de abandonar el monasterio, cuando escucha la voz del Dalai-Lama, pidiéndole nuevamente que devuelva el libro y se arrepienta mientras pueda, advirtiéndole que esos secretos que ha tomado lo destruirán. Karma desdeña sus palabras, profiriendo el futuro que le aguarda como un semi-dios. El Dalai-Lama se da por vencido, sólo recordándole que los ojos de Buda no dejarán de vigilarlo. Rompiendo las puertas, Karma sale al exterior, proclamando que no pasará mucho para que lleguen a sus oídos noticias sobre su grandeza. Los monjes lamentan haberlo perdido para siempre y el Dalai-Lama adivina el futuro de Karma, lleno de ambición y ruindad en que se convertirá en la encarnación de la maldad. 
El maestro Shang y los monjes remueven los escombros sobre Kalimán, considerando que el daño en sus piernas es grave, implicando hemorragias internas y fracturas múltiples, llevándolo ante los médicos para tratarlo de inmediato. El maestro Shang pide a Solín salir mientras lo operan, aconsejándole rezar por su curación, que es lo único que puede hacer. El niño obedece, recordando los consejos de Kalimán. 
Lejos del monasterio, Karma consigue usar su titulo de Dragón Rojo exigiendo a un viajero que le de su caballo. Tomándolo por un personaje importante, el hombre acepta sin dudarlo, ignorando que Karma lo hubiera matado de negarse. 
Los monjes en el monasterio unen su pensamiento en que Kalimán vencerá a la muerte. El maestro Shang le advierte a Kalimán que debe ahuyentar el dolor físico por si mismo mientras lo operan, ya que no usan anestesia. Ellos proceden y Kalimán decide seguir mentalmente a Karma para averiguar donde se encuentra. La operación inicia y un monje indica a Solín esperar afuera a que terminen. Proyectando su cara en el camino de Karma, el Hombre Increíble le advierte que no han terminado y no lo dejará en paz. Karma amenaza con usar su fuerza mental para acelerar su muerte pero Kalimán insiste en darle una oportunidad de encontrar la redención, mas la respuesta de Karma sigue siendo una rotunda negativa. Usando la telequinésis, Kalimán golpea a Karma, lanzando su desafío para luego retirarse.

   

Karma se concentra a su vez para averiguar su estado, tranquilizándose al oír a los médicos comentar que aun si sobrevive habrá altas posibilidad de que quede lisiado. Continúa su camino, confiado en que nadie podrá detenerlo. 
La operación de Kalimán continúa al grado de que la proximidad de la muerte se torna literal. Fiel a su lema sobre el dominio de la mente que domina todo, Kalimán usa su pensamiento para luchar contra la muerte misma, insistente en llevárselo a su reino de sombras.

   

La lucha desesperada termina con la victoria de Kalimán, a la vez que los médicos controlan la infección, augurando la necesidad de amputarle las piernas. Solín es informado y siente gran alivio, aunque le inquieta cuando el maestro Shang le advierte que será muy difícil que vuelva a ser el mismo, indicando que existen posibilidades de que no vuelva a caminar. 
Karma descansa en el interior de una cueva, contemplando el Libro Blanco de la Sabiduría. El recuerdo de Kalimán le impide estar tranquilo para absorber su contenido, y con su pensamiento, descubre que sobrevivió a la operación. Decidido a acabar con su existencia, envía su espíritu al monasterio, posesionándose del cuerpo de un joven monje. Apoderándose de un cuchillo, se dirige a donde está el convaleciente Hombre Increíble, pero Solín alcanza a divisarlo. Karma se dispone a matar a Kalimán, repeliendo el primer intento de Solín por detenerlo. Animado por el recuerdo de los consejos de su maestro y amigo, Solín persiste y le muerde el brazo. Karma va a matarlo cuando interviene el maestro Shang, expulsándolo del cuerpo del monje de una patada. El monje no recuerda nada de lo ocurrido durante la posesión y lo ponen al tanto. Para prevenir un nuevo ataque, el maestro Shang manda instalar campanitas que ahuyentan a los malos espíritus. 
Karma llega a una aldea, donde lo reconocen como un personaje importante debido a su medallón. Acude a una humilde posada para descansar y es tratado con respeto por el dueño. Un empleado intenta llevar sus cosas y Karma lo mata de un golpe por su atrevimiento de tocar el libro. A pesar de su actitud, los aldeanos insisten en que por ser un Dragón Rojo está bien todo lo que haga y no pueden oponerse. Sólo la hija del posadero, Ling, no se deja engañar, considerándolo un asesino y nada más. Dentro de la posada, Karma ordena la retirada de los demás clientes, exigiendo que le sirvan vino. El padre de Ling la decomisa para servirle, advirtiéndole tener cuidado con desobedecerlo. A regañadientes, Ling le sirve y es victima de las atenciones de Karma, halagándola por su belleza y ofreciéndole acompañarlo, pero ella lo desprecia. Leyendo su pensamiento, sabe que ella lo considera un asesino, amenazándola con tener cuidado o la convertirá en un animal por el resto de su vida. Karma bebe hasta quedar inconsciente y el posadero lo despierta, invitándolo a quedarse. Karma prefiere partir enseguida, pero no sin llevarse a su hija para hacerla su esclava. El posadero le suplica que no le quite lo más valioso que tiene pero lo único que obtiene es que Karma lo mate horriblemente, insistente en llevarse a Ling.

   

Los aldeanos atestiguan el asesinato, decidiendo que no puede quedar impune y atacan para salvar a la joven, pero Karma vuelve a hacer gala de su fuerza, masacrándolos a todos. Hipnotiza a Ling y la monta en el caballo para acompañarlo sin poner resistencia. 
El maestro Shang informa a Kalimán sobre las noticias de los recientes crímenes de Karma, por lo éste decide ejercitarse para recuperarse pronto e ir en su busca pero primero se dirige al altar de la diosa Kali, jurando ante su estatua que tomará la responsabilidad de derrotar a Karma, aceptando renunciar a sus poderes mentales de no conseguirlo. 
Karma, con su cautiva, llega a la ciudad de Akra-Far, cerca de la frontera de Nepal. Internándose en el mercado de esclavos, Karma se entera de que su gobernante, el príncipe Raga-Ban, se encuentra gravemente enfermo de leucemia y su muerte está próxima. Trasladándose a la plaza de magos y fakires, Karma pone en práctica su estrategia para llamar la atención y aprovecharse de la situación. Presenta un espectáculo para exhibir sus poderes superiores como Dragón Rojo, utilizando a Ling, fingiendo matarla al atravesarla con una espada, para revivirla inmediatamente después, pero todo es hipnosis colectiva. El truco funciona y llama la atención de Zibar, el consejero de Raga-Ban, quien considera solicitar sus servicios después de consultarlo con su soberano. 
En una casa alquilada, Karma hace que Ling le sirve sin olvidar ordenarle comer para mantenerla con vida. Al acordarse de Kalimán, envía su espíritu a las afueras del monasterio para atacarlo cuando éste se dispone a sumergirse en las aguas del río sagrado, creyendo que le ayudarán con la curación de sus piernas. Solín no piensa que sea seguro, cuando se presenta la transfiguración del pensamiento de Karma en buitre y picotea sin piedad al Hombre Increíble.

   

Solín intenta defenderlo arrojándole una piedra, logrando que concentre su atención en él. Kalimán exige que deje en paz a Solín y Karma hace justamente eso, poniéndolo en peligro de caer por el risco. Se sostiene y el buitre picotea sus manos para que se desprenda. El maestro Shang interviene, haciendo sonar las campanitas, ahuyentando a Karma. 
Karma resiente el nuevo fracaso, pero jura que no dejara de intentarlo hasta que Kalimán muera. Decide despertar a Ling del trance, reiterando que ahora le pertenece y debe acatar su voluntad, volviendo a amenazarla con convertirla en animal si no lo desobedece. Ella se compromete a seguirlo por temor a sus poderes, pero en el fondo desea vengar algún día el asesinato de su padre. Zibar se presenta en la residencia de Karma. Pretendiendo estar en meditación, Karma lo recibe, anticipándose a lo que piensa pedirle, algo que ya había calculado de antemano. Acepta curar a Raga-Ban, sin pedir nada a cambio, alegando que le basta con hacer el bien a sus semejantes, pero todo sigue siendo parte de su plan. Es llevado ante el príncipe, diagnosticando que su muerte es inminente e incurable. Con el uso de la hipnosis, logra hacer que el soberano crea y sienta que está completamente curado cuando en realidad sigue enfermo, llegando a levantarse de la cama. Le da beber una medicina especial para terminar de hacer convincente su engaño y declina el recibimiento de cualquier recompensa por haberlo “curado”. Anuncia su retiro de esa ciudad para nunca regresar, consiguiendo que Raga-Ban le insista que se quede por un tiempo, temeroso de volver a caer enfermo. Zibar se une a la petición del príncipe, y Karma acepta, disimulando en sus adentros que esa era su plan desde el principio. Le revela la verdad a Ling y que él acabará gobernando Akra-Far cuando Raga-Ban muera. Ya bien instalado en el palacio, Karma se entrega a una vida de excesos, ocasionando que Zibar empiece a desconfiar de él. 
En el monasterio, las piernas de Kalimán presentan mejoría y comienza a hacer ejercicios para recuperar la movilidad, recuperando la fuerza en sus piernas. Decide averiguar la localización de Karma a través un viaje astral. El maestro Shang intenta detenerlo, advirtiéndole que está muy débil y Karma podría destruirlo, pero es muy tarde y el espíritu de Kalimán ya ha partido. Solín inquiere sobre una forma de ayudarlo, pero el maestro Shang admite que no la hay y tendrán que esperar que regrese a tiempo, de lo contrario el cuerpo morirá y su espíritu se perderá. Con la Percepción Extrasensorial, Kalimán encuentra a Karma en el palacio. Éste se dispone a utilizar el Libro Blanco de la Sabiduría, pero se detiene al presentir a Kalimán. Le da la bienvenida, invitándolo a acercarse, haciéndolo hablar para que su espíritu lo siga y camine frente al espejo. Una vez que se ha reflejado en éste, Karma emplea su fuerza mental para dejarlo prisionero ahí.

   

Con gran esfuerzo y soportando las burlas de Karma, el espíritu de Kalimán logra hacer pedazos su prisión, y escapa, sosteniendo su reto ante su enemigo. Consigue volver a su cuerpo a tiempo, e informa sobre el nuevo estilo de vida de Karma, lo que indica que trama algo terrible en ese lugar. El maestro Shang le recomienda descansar más para recuperar su fuerza, pero Kalimán no tiene tiempo que perder y se dispone a seguir ejercitándose para estar listo.  
Karma invita a Ling a que lo acompañe en una incursión no autorizada al salón de los tesoros. Los guardias le prohíben la entrada, pero Karma se abre paso con la fuerza bruta y pronto, él y Ling están apoderándose de todo el oro y joyas que pueden. Zibar es alertado por los guardias del atrevimiento de Karma, y entra para advertirle del sacrilegio que comete, justo cuando tomaba un invaluable diamante en una estatua de buda. Zibar le exige que devuelva todo, pero Karma se rehúsa y decide darle una lección, usando sus poderes para dar vida a la estatua de oro de un gato sagrado. El consejero retrocede, aterrorizado y opta por salir de ahí. Karma obsequia el gato metálico animado a Ling y ella empieza a sentir admiración autentica por sus poderes. Zibar informa al príncipe sobre el saqueo cometido por Karma, pero éste no quiere tomar medidas en su contra para no verse como un ingrato. Aun así, pide hablar con Karma, diciéndole que está abusando de la libertad que le dado. Karma alega que podría marcharse, pero en cuanto lo hago, enfermará de nuevo y morirá. Raga-Ban le suplica que se quede y acepta obedecerlo en todo lo que diga, lo que él aprovecha para indicarle que convoque al consejo real para nombrarlo como su sucesor al trono.

   

Zibar escucha todo y decide tomar medidas. Esa noche, se entrevista con Kin-Go, un campeón de kung-fú, asesino experto, ofreciéndole una bolsa de oro por matar a Karma. Kin-Go acepta, y Zibar le hace advertencias sobre sus poderes y las “limitaciones” que el asesino tiene, puesto que es ciego. Kin-Go le da una demostración de sus habilidades mortíferas, obtenidas al desarrollar más sus otros sentidos, clavándole con increíble puntería un cuchillo a un ave que iba pasando. 
Kalimán continúa ejercitando sus piernas ante el regocijo del maestro Shang y Solín. Decide realizar la prueba Wang-Ha para comprobar que ha recuperado del todo su fuerza, la cual consiste en dar un alto salto con volteretas en el aire y un aterrizaje perfecto flexionando las piernas. Lo realiza exitosamente, confirmando que está más que preparado para ir tras Karma. 
En el palacio, Raga-Ban ha predispuesto todo para que Karma sea nombrado su heredero. Ninguno de sus ministros está de acuerdo, pero se ven obligados a dar su aprobación. Raga-Ban siente cansancio y Karma refuerza su influjo hipnótico para mantener la ilusión de sanidad. Se reúne con Ling, quien ha olvidado por completo su temor y rencor hacia él, cambiándolos por admiración y respeto. La invita a acompañarlo a sus aposentos, cuando el gato de oro reacciona extrañamente, detectando la presencia de Kin-Go. Karma se da cuenta y descubre el asesino, posicionado en el techo para atacar. Al estar ciego, Kin-Go confía en que no puede hipnotizarlo, pero aun así, las habilidades de lucha de Karma son superiores a las suyas y utiliza una llave para paralizarlo, amenazándolo con dejarlo así el resto de su vida. 

   

Kin-Go pide clemencia, excusando que sólo obedecía las órdenes del consejero real, ofreciendo convertirse en su esclavo a cambio de perdonarlo. Karma acepta tenerlo bajo su servicio y le ordena matar a Zibar, para después ser felicitado por Ling. Su única preocupación sigue siendo Kalimán. Zibar se pregunta si Kin-Go ya habrá matado a Karma, cuando el asesino aparece ante él, devolviéndole las monedas que le dio, alegando que la vida del Dragón Rojo es mucho más valiosa. Percatándose de sus intenciones, Zibar intenta pedir ayuda, pero Kin-Go actúa deprisa. Para cuando los guardias acuden, descubren al anciano horriblemente desmembrado. Raga-Ban es informado del asesinato de su consejero. Karma se presenta, admitiendo abiertamente que fue él quien ordenò su muerte, justificándose con que Zibar era desobediente e inútil. Por la dependencia de los servicios de Karma, Raga-Ban no puede objetar, pero se va percatando de su maldad. 
Kalimán y Solín se alistan para partir. Antes de irse, Kalimán consulta con el Dalai-Lama. Éste le da recomendaciones y advertencias, haciendo notar que aun con sus poderes incrementados por el Libro Blanco de la Sabiduría, Kalimán tiene la razón y la verdad, que son mayores. Kalimán y Solín se despiden del maestro Shang, quien obsequia al niño una campanita de plata que llamará a su espíritu para ayudarle cuando lo necesite. Viajando hacia el sur, Kalimán y Solín emprenden su camino rumbo a Akra-Far. Kalimán le advierte a su pequeño amigo que están a su merced ya que puede percibirlos mucho antes de que lleguen y en algún momento serán victimas de un ataque. 
En el palacio, Raga-Ban sufre las dolencias de su mal, pero Karma lo “alivia” de nuevo con la hipnosis. Después, le pide la llave que abre el santuario del buda de oro, pero el príncipe objeta que ese sólo puede abrirse durante la celebración del nacimiento de Buda. Karma lo deja insinuando que con su muerte podrá penetrar en el santuario. Raga-Ban se arrepiente de haberlo nombrado su heredero y teme por su vida. 
Karma finalmente comienza a leer el Libro Blanco de la Sabiduría, cuya introducción lo invita a recordar sus brutales acciones del pasado, que inician desde que despertara su envidia hacia Kalimán. El recuerdo de su odiado enemigo lo lleva a utilizar poder mental para visualizarlo, descubriendo que se dirige a su dirección. Deduciendo sus intenciones, decide atacar, convocando una fuerte ventisca acompañada con su risa escalofriante. Kalimán y Solín son sorprendidos por su intensidad. Solín se desespera y cree haber visto un puente para escapar, pero es una ilusión hipnótica y Kalimán lo detiene antes de que caiga por un precipicio. Se resguardan en una cueva, pero siguen escuchando la risa de Karma. Kalimán invita a su pequeño amigo a repetir con el una letanía de frases llenas de sabiduría para repeler a Karma, quien decide suspender el ataque. Kalimán confirma que el peligro ha pasado e indica que deben quedarse a descansar ahí esa noche, aunque oculta a Solín el hecho de que todavía Karma es capaz de atacarlos en cualquier momento. 
Karma se dispone a descubrir los secretos del libro para incrementar sus poderes, pero es interrumpido por un guardia, que anuncia que Raga-Ban está moribundo. El príncipe, a causa de la hipnosis, no se percata de lo cerca que está de morir, cuando todos a su alrededor pueden percibirlo. Suplica a Karma decirles que le quedan muchos años por vivir gracias a que él lo curó, pero el villano no tiene reparos en confesar que todo el tiempo uso la hipnosis para hacerle sentirse curado, cuando en realidad seguía muriéndose. Raga-Ban exige que vengan sus consejeros para cambiar su testamento, pero es muy tarde y muere sin remedio, con Karma jactándose de su triunfo, convertido automáticamente en el nuevo soberano de Akra-Far.

   

Karma encomienda a Kin-Go prepararse para matar a Kalimán en cuanto entre a la ciudad, dándole instrucciones de llevarle la esmeralda que adorna su turbante como prueba. El asesino también se compromete a traerle su corazón. El cuerpo de Raga-Ban es quemado y Karma tiene el honor de encender las llamas. Los guardias se preparan para matarlo por la espalda, pero gracias a su poder para leer la mente, Karma adivina sus intenciones, y reacciona rápidamente, dando cuenta de todos. Ante esta muestra de sus habilidades, los consejeros no se atreven a impedirle llevarse al buda de oro. En compañía de Ling, procede a saquear el santuario, sin encontrar más oposiciones. En cuanto Karma es coronado como rey, impone leyes descabelladas, resumidas en que toda clase de posesión material y terrenal, será únicamente para él, y quienes no lo acepten recibirán la horca, incordiando a todos con su ambición.

   

Kalimán y Solín ya han arribado a Akra-Far. Kalimán repara en la gran cantidad de gente que abandona la ciudad, y al preguntar, comprende que todo es por culpa de Karma. Al adentrarse, la presencia de los recién llegados es presentida por Kin-Go, y los acecha sigilosamente. Kalimán busca una posada, encontrando la misma en que estuvo Karma al llegar. El dueño los mira con recelo al suponer que están asociados con el tirano. El hijo del dueño lleva a los caballos para limpiarlos, y Kin-Go lo sorprende, exigiendo saber donde está la habitación del hombre del turbante, y éste se la indica sin titubear. El asesino procede a escalar para cumplir su cometido. El posadero lleva a Kalimán y Solín a su habitación, pero el Hombre Increíble elige una pocilga desde la que puede verse el palacio real, para mantener la vigilancia sobre Karma y estar preparados. Mientras, Kin-Go se confunde de habitación donde se encuentra un hindú realizando cánticos a Ala. El asesino supone que es Kalimán y lo encara sin hacer preguntas, dándole la “ventaja” de que está ciego, haciendo que el hindú se confíe, pero no tarda en romperle el brazo. Le arrebata la joya de su turbante y le abre el pecho para extraer su corazón. Los gritos del hindú son escuchados por Kalimán y Solín, acudiendo de inmediato. Descubren el cadáver y Kalimán identifica esa técnica como parte del estilo kung-fú. El posadero irrumpe y supone que ellos han asesinado a ese hombre, por lo que se decide a llamar a las autoridades. Kalimán supone que no pueden perder el tiempo dando explicaciones y utiliza sus poderes mentales para ver el rostro del asesino chino reflejado en los ojos de su victima. Los guardias aparecen para arrestarlos, pero Kalimán logra burlarlos usando la hipnosis para que crean que se ha convertido en un feroz tigre de bengala.

   

Después, escapa con Solín por la ventana, decidido a capturar primero al verdadero asesino. El hijo del posadero los encuentra al bajar, advirtiéndoles del chino que estaba buscándolos. Kalimán deduce que fue enviado por Karma y apremia a Solín a continuar con huida para encontrar un lugar para descansar y pensar. El posadero encuentra a los guardias para confirmar que Kalimán ha escapado y da todas las señas posibles para capturarlos. Su hijo aparece para indicar por donde se fueron y los guardias se disponen a capturarlos. Kalimán y Solín encuentran un templo abandonado en el que se instalan. Kalimán no pierde tiempo y emprende el viaje astral. Kin-Go entrega a Karma la joya y el corazón de quien supone era Kalimán, pero pronto le hace ver su error. Repentinamente, la fuerza mental de Kalimán sacude el cuarto, sobresaltando a los dos criminales. Reitera su juramento de ajusticiarlo y recuperar lo que robó, pero Karma no se deja amedrentar, aunque admite su gran habilidad en telequinésis.

   

Pone a Kin-Go encargado de vigilar el palacio para recibir a Kalimán en cuando éste se atreva a acudir. El espíritu de Kalimán regresa su cuerpo, y presiente la cercanía de los guardias que los buscan pero logran eludirlos, siguiendo un complicado camino que los lleva al mercado magos y fakires, donde se confunde fácilmente, encontrando un refugio seguro para reponerse hasta que llegue el momento de entrar al palacio real. 
Usando el Libro Blanco de la Sabiduría, Karma descubre lo que necesitaba: la clave para desarrollar el “Circulo Blanco del Cerebro”, el cual le dará acceso a nuevos poderes sobrenaturales que van desde emitir energía destructiva de los ojos, encender fuego y volverse invisible. Para ello necesitara mantenerse aislado y en completo ayuno por tres días. Ling intenta distraerlo con su presencia, pero Karma no está de humor, despreciando sus atenciones, logrando que lo deje en paz para proceder con la activación del Círculo Blanco. Deja al gato de oro en la entrada, encargando de asegurarse de que nadie lo interrumpa. 
La noche llega y Kalimán anuncia a Solín que deben seguir con la incursión en el palacio. Usando la hipnosis, Kalimán utiliza una cuerda para que los guardias la vean como una cobra, asustándolos para que les dejen pasar, asegurándose de que pierdan la memoria al suspender el acto. Los guardias cierran las puertas sin recordar nada. Kin-Go percibe a los intrusos, y los reconoce al oír sus voces. Fingiendo ser un sirviente del palacio, usa su ceguera para engañarlos, despertando su compasión, para que lo ayuden a llevar a sus habitaciones, conduciéndolos por un pasadizo secreto. Kalimán y Solín no sospechan nada, siguiendo a Kin-Go hacia donde está el supuesto pasadizo, al que se accede removiendo un bloque falso. Ambos la empujan sin poder moverla y Kin-Go aprovecha para atacar sorpresivamente, lanzando una doble patada contra Kalimán, revelando sus intenciones.

   

Kalimán finalmente lo reconoce como el asesino del hindú e intenta defenderse, pero Kin-Go se impone, propinándole golpes brutales. Logra dejarlo tendido y se prepara para arrancarle el corazón. Kalimán alcanza a tomar su cerbatana de dardos somníferos, dándole a Kin-Go en la frente, haciéndolo caer inconsciente. Debilitado, Kalimán indica a Solín que deben salir de ahí, pero el daño recibo por el asesino es tal que desfallece. Pasa un rato para que Kalimán recupere la conciencia, pero todavía resiente el daño y debe cerciorarse de no tener lesiones internas. Indica a Solín dejar al inconsciente Kin-Go, rehusándose a matarlo por sus principios inquebrantables. Encuentran un cuarto que en realidad es una tumba en que se conservan los cadáveres de antiguos reyes. Kalimán decide quedarse ahí para descansar y poder revisar después el estado de su cuerpo. Los cantos de unos monjes despiertan a Kalimán y Solín, viniendo a rezar por última vez al rey Tiang-Pao y su esposa antes de clausurar la tumba, por órdenes de Karma. Proceden a colocar ladrillos sobre la puerta. Kalimán indica a Solín que guarde silencio, pese a que quedan atrapados. 
Mientras, Kin-Go despierta y busca a Kalimán para la revancha. Se topa con los monjes que le explican la razón de su presencia y aseguran no haber visto a nadie cuando les pregunta por Kalimán y su compañero. Kin-Go teme por la furia de Karma al enterarlo de su fracaso y sigue indignado por todo el palacio, pero acaba por darse por vencido. Busca a Karma pero Ling le informa que tiene órdenes de no ser interrumpido. Kin-Go se pone insistente y se acerca a la puerta, siendo amenazado por el gato de oro, no quedándole de otra que esperar a que salga. Pierde la paciencia y al ser enterado por Ling de que el experimento que realiza tiene que ver con el libro que Karma guarda celosamente, siente curiosidad y se propone tomarlo. Antes de que pueda abrir el armario donde se oculta, el gato de oro lo ataca, y desiste prontamente, esperando por otra oportunidad, jurando destruir al gato de oro. 
Kalimán se ha repuesto lo suficiente y usa la telepatía para atraer a Kin-Go, despertándolo de su sueño y provocándolo con sus palabras. Guiado hacia la tumba sellada, Kin-Go retira los ladrillos y entra, descubriendo a Solín en un ataúd. Deduce que Kalimán se encuentra en el otro y lo rompe de un golpe, pero el Hombre Increíble está preparado y acepta luchar sin armas. La pelea es encarnizada, pero Kalimán toma la ventaja y derrota a Kin-Go, rehusándose de nuevo a matarlo, dejándolo para buscar a Karma.

   

Kalimán y Solín llegan al salón real. Ling los recibe y les indica donde se encuentra Karma, pero deberán pasar por el gato de oro para llegar a él. Kalimán percibe la magia negra actuando en la estatua reanimada y lucha contra ella.

 

Sus golpes no tienen efecto sobre la piel metálica del gato, por lo que opta usando la hipnosis para ponerlo a dormir. Karma percibe lo que sucede del otro lado de la puerta. Aun le faltaba una noche para terminar el experimento, pero siente que ha conseguido acumular suficiente fuerza mental. Kalimán exige a Ling que se aparte y ella corre a llamar a los guardias. Kalimán rompe la puerta, encontrando a Karma en posición de meditación y con los ojos cerrados, perfectamente inmóvil. Karma proyecta su voz, fanfarroneando sobre sus poderes incrementados y lo invita a atacarlo sin que él se defienda.

   

Kalimán lo golpea, lastimándose la mano, ya que el poder del Circulo Blanco de su cerebro le permite incrementar el peso de su cuerpo, haciéndolo inmune al daño físico e imposible de mover. Lo único que puede hacer es matarlo y le da la oportunidad, ofreciéndole tomar una de las espadas en las paredes. Kalimán lo hace, pero rompe la espada en vez de golpearlo con ella, firme en su juramento de no matar jamás. Karma se burla de que ha perdido una oportunidad excelente de eliminarlo que no se repetirá. Con todo, Kalimán apunta que el esfuerzo por mantenerse pesado e invulnerable es demasiado y no tardará en volver a la normalidad. Karma no resiste y Kalimán lo reta a pelear cuerpo a cuerpo. Los guardias convocados por Ling irrumpen para defender a su soberano. Kalimán los enfrenta, teniendo la ventaja, pero Karma sujeta a Solín, amenazando con desmembrarlo, logrando que de detenga para que los guardias arremetan contra él hasta hacerle perder el sentido. El gato de otro despierta y Karma le encarga mantener a Solín cercado en un rincón, en lo que él se lleva a su mentor directo a la horca.

   

La soga aprieta su cuello a la vez que recupera la conciencia y siente la cercanía de la muerte pero su enemigo corta la soga, advirtiéndole que no piensa dejarlo morir tan fácil, siendo eso tan sólo el principio de lo que le tiene preparado, ordenando a los guardias que lo lleven a la Sala de los Tormentos. 
Solín está consciente de que el gato de oro lo atacará si intenta moverse. Acordándose de la campanita de plata que le regaló el maestro Shang, se arriesga para sacarla de sus ropas y hacerla sonar, esperando que pueda ayudarles. En viaje astral, el maestro acude, aconsejándole confiar en la destreza de Kalimán, pero acepta darle algo que puede serle útil ante su problema actual: un pequeño ratón. Una vez que el maestro se despide, Solín libera al ratón y el gato de oro sale corriendo en pos de éste, lo que él aprovecha para escapar. 
Karma ha ordenado que apliquen a Kalimán el tormento de los guerreros tártaros, el cual consiste en tener sobre fuego lento para quemarlo lentamente. Kalimán despierta y comprende su precaria situación, sin dejarse amedrentar por la amenaza de una muerte lenta y horrible.

   

Karma se retira, dejando a los guardias encargados de que el tormento proceda. Éstos se burlan de Kalimán y amenazan con golpearlo en la cabeza si intenta liberarse de sus ataduras. Solín recorre el palacio y alcanza escuchar de parte de unos guardias lo que sucede con Kalimán y en donde se encuentra. 
Mientras, Karma se enfurece por el fracaso de Kin-Go al intentar matar a Kalimán, ya que estuvo a punto de destruirlo. Kin-Go suplica que le deje tener la revancha pero Karma prefiere dejarlo en el tormento tártaro. Karma pretende celebrar la derrota de su enemigo y descubre que Solín ha escapado y dirige su furia contra el gato de oro. Ordena a Kin-Go encontrar y matar al muchacho. Al retirarse el asesino, Karma cuenta a Ling sobre sus planes de abandonar la ciudad, llevándose todos los tesoros, quemándola hasta sus cenizas, dejando su marca como Dragón Rojo, para después emigrar a otras más grandes y prosperas con el fin de extender su conquista.

   

El tormento sobre Kalimán continua y los guardias insisten en provocarlo, pero él ha aprendido a ahuyentar el dolor, mas eso no evitará que arda hasta morir. Solín es encontrado por Kin-Go, pero consigue burlarlo al ocultarse detrás de una estatua. 
Karma convoca a los consejeros para dar instrucciones de preparar carretas donde transportara las joyas y tesoros, incluyendo el buda de oro. Ellos no pueden admitir tal sacrilegio y uno amenaza a Karma con un cuchillo. Usando su fuerza mental, Karma dobla la hoja, logrando aterrorizar a todos. Las órdenes de Karma son obedecidas y desde su escondite, Solín es testigo, preguntándose cual será su objetivo. Karma encuentra a Kin-Go, quien se disculpa por no haber podido dar con el muchacho, pero a él ya no le interesa y le indica que se prepara para partir, luego de prender fuego a la ciudad.  
Kalimán sigue soportando el intenso calor. Karma entra para burlarse de él por ultima vez, exponiendo su petición de luchar justamente, considerándolo indigno. Ordena que aviven el fuego aun más antes de irse. Después, Karma y Kin-Go desatan incendios en distintas partes del palacio, sin que nadie se atreva a detenerlos. Abordando su transporte, junto con Ling, abandonan la ciudad, en la que el fuego se ha extendido dejando un rastro de destrucción a su paso, con consejeros y aldeanos maldiciendo el nombre de Karma. 
Solín consigue entrar al calabozo, encontrando a Kalimán en peligro de morir quemado. Detectando la presencia de su pequeño amigo, Kalimán se comunica telepáticamente, dándole instrucciones para liberarlo, sin que los guardias lo descubran. 

 Continuará…

 

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