miércoles, 4 de abril de 2012

¿CINAqueee? (Primera Parte)

Entre muchos títulos de cómics fracasados que vieron la luz en México, uno de los más sobresalientes (en el sentido de “no queremos ni recordarlo aunque ingenuamente pensamos, aunque fuera por un segundo, que prometía algo sólo para eventualmente darnos un chasco”), es el infame CINACROS. Con ganas de copiar descaradamente al popular Spawn, y “adaptando” (calcando) el estilo artístico y narrativo de éste y muchos otros títulos independientes (sobretodo el arte de Rob Liefeld), la desconocida y desaparecida Editorial Comics Mexicanos, nos complace con este remedo de historieta que salió de 1997 a 1998, llegando a un total de 8 números donde no pasaron de dar un poco convincente y pesimamente desarrollado planteamiento.
Aun así, les damos crédito a los responsables (ni vale la pena mencionar sus nombres, en la actualidad, deben encontrarse muy avergonzados si no se suicidaron después de esta metida de pata) por haber “trabajado” tanto en darnos una obra tan radical (nadie se atrevió a copiar tanto el estilo de los cómics independientes gringos con tanta desfachatez). El argumento podría haber estado mejor con una narrativa un poco más fluida (digo, era tan obvio que intentaban imitar la forma de hablar de esos otros cómics que a la mera hora no salían de una pálida imitación) y los dibujos podrían haberse sentido un poco más aceptables si los hubieran dejado en blanco y negro (el entintado resaltaba su chafez).
Sin más, pasemos a revisar detenidamente el contenido de este “memorable” clásico moderno engendrado en nuestro país…

CINACROS #1

El Secreto (Parte 1).
Todo empieza con una reportera llamada Silvia Almendros que viaja hasta la Tierra del Fuego (aunque se parece a la Isla de Pascua y más adelante la llaman precisamente así) para investigar sobre el destino del equipo de CINACROS (Cuerpo de Infiltración Anticrimen y Organización Subversivas) a través de la información de un ermitaño que se hacia llamar Ignacio Latriste (quien, por cierto, trae una gorra con el logotipo de esta editorial…que estrategia tan baja, promocionarse a través de sus propios personajes en sus propios cómics), guardando parecido con el fundador del equipo (un tal Samuel Iglesias, del que nos pasan una retrospectiva en dos páginas para narrar como iniciara el proyecto asociándose con un tal Raúl Lozano Lamadrid ¿era necesario pasar esto?). Por supuesto, el tipo reniega ser el otro (y también Simón Ibarra, otro alias del que nada nos dicen) y no quiere soltar la sopa pero Silvia le muestra unas fotos, llamándole su atención una de lo que parece un Spawn morado (todavía no nos dan su nombre, así que puedo decirle como quiera). Eso basta para que al tipo le da por decir algo, dándole un resumen (en pocas palabras, con pocas explicaciones) de en que consistió la ultima misión de CINACROS.
Entran a una retrospectiva más larga donde se ve a los siete miembros del equipo (por cierto, los miembros de CINACROS que vemos en la portada no son los mismos o no salen todos de los que vemos en el cómic) invadiendo Cañón Boca del Diablo (por la Sierra de Chihuahua) para atrapar a Niccollo Constanzzo, el jefazo del imperio criminal más grande de la Tierra (¿y porque ocultarse en un agujero como México si es tan poderoso?). Inmediatamente son recibidos por lo que parece un escuadrón de demonios voladores en lo que uno de ellos (un tal Luis) es poseído, dándonos ocho páginas de una secuencia confusa donde se supone que todos van muriendo uno por uno, hasta que sólo queda el líder, José Antonio Morgado (alias “Capitán Morgue”), viéndose obligado a matar a su compañero poseído.
Acabando el recuento, el tipo deja en claro que ese sobreviviente es el mismo remedo de Spawn de la foto.
Cambian de escena a Ciudad Anáhuac para mostrarnos un cuarteto de turistas norteamericanos (demasiado estereotipados, con torpes diálogos en ingles y una hasta le da por andar enseñando sus senos a los conductores que pasan) que se meten al metro, payaseando nomas porque si cuando de repente a uno de ellos le arrancan la cabeza. Los otros tres echan a correr, no llegando muy lejos cuando les sale al encuentro un diablo. Enseguida, se aparece el dichoso “Capitán Morgue”, estableciéndose un reto. Al mismo tiempo (sin habernos avisado que están continuando la retrospectiva anterior), vemos al sobreviviente encarando al mismo Niccollo Constanzzo que se muestra como demonio en el presente.
De regreso con Silvia, ésta abandona la casucha de su contacto, indicando ser la esposa de José Antonio Morgado, el único miembro de CINACROS cuyo cuerpo nunca fue encontrado en aquella ultima misión.

CINACROS #2

El Secreto (Parte 2).
Silvia vuelve a Ciudad Anáhuac (en este número nos explican que por un movimiento político le cambiaron el nombre al D. F.), todavía preocupándose sobre que pasó con José Antonio, reuniéndose con su amiga y compañera de trabajo, Claudia (quien también usa una camiseta con el logotipo de la editorial). Checan en el periódico (“El Centinela”) donde informan sobre los asesinatos en el metro. Claudia se pone escéptica pero Silvia insiste en investigar yendo a interrogar la testigo (aunque antes dijo que había “varios testigos” pero de un cuadro a otra sale con que nomas hay una).
Volviendo a aquella noche en que tuvieron lugar los hechos (¿Por qué tanto juego con el tiempo en esta revista?) en el metro, Capitán Morgue encara al demonio Constanzzo, iniciando una rabiosa pelea intercambiando bravuconadas.
De vuelta a la retrospectiva de la última misión de CINACROS, José Antonio es atacado por Constanzzo, provocando un derrumbe del que se sorprende de verlo emerger con vida. El villano declara ser Satanás y Lucifer (¿por fin?) y atrapa a José Antonio, dándole oportunidad de enterrarle su cuchillo en la frente, haciéndolo explotar (una muy desconcertante manera de poner fin a la pelea).
Su cuerpo se quema cuando aparece la figura de Samuel Iglesias, revelándose como un ángel, rescatando a José Antonio para convertirlo en su campeón de la justicia (se supone que lo revive pero no hace nada por solucionar el estado quemado de su cuerpo aunque si me preguntan, quemarte con un demonio no debería poner a uno morado).
Regresamos al presente con Claudia y Silvia (presentándose en nombre de Antena y Televisión, su lugar de trabajo) entrevistando a la testigo, Nicole Hart (la turista gringa del número pasado, no aclaran muy bien que les pasó a los otros dos que salieron con vida), contándoles del monstruo que los atacó y aquel que los defendió, repitiendo las palabras que dijo (que incluyen el haber pronunciado su nombre: Constanzzo). A las dos se les prende el foco, recordándolo como el objetivo de la última misión de CINACROS, supuestamente muerto y ya que tienen lo que quieren, cortan a la chica. Silvia cree que el maloso sigue vivo, así como su amado José Antonio, aunque no tenga pruebas de ello (supongo que es a partir de este punto cuando se va a visitar al ermitaño que confirma sus sospechas).
En Sierra de Chihuahua, el ángel profiere una peculiar profecía sobre el destino de este futuro campeón, frente a los capullos que cuelgan dentro de una cueva. Mientras, Silvia tiene pesadillas sobre Capitán Morgue, terminando de atar los cabos. Y otra vez nos vamos a Tierra de Fuego, donde el ángel en su disfraz de ermitaño sigue farfullando. Justo entonces, se abre uno de los capullos, resurgiendo la forma de este intrépido campeón de la justicia, cuyo único fin es destruir a Constanzzo (al menos tiene un plan).

CINACROS #3

El Secreto (Parte 3).
Ahora empiezan con una presentación formal y elegante que resume la historia de José Antonio Morgado y su nueva vida como Capitán Morgue (metiéndole muchos detalles que no mencionaron antes, pero realmente no nos dicen nada de él y su vida personal, sobretodo su relación con Silvia con la que hasta hijos tuvo aunque estos nunca aparecen, indicando que todo es irrelevante para la trama, todos amamos a los héroes sin pasado ¿no?), repitiendo su monologo sobre la destrucción eventual de Constanzzo y como renacerán los ideales de CINACROS (si se dan cuenta de que no explicaron absolutamente nada de con que propósito fue creado este equipo en primer lugar ¿verdad?).
Y prosiguen con la pelea en el metro, donde Constanzzo se jacta de haber aniquilado el equipo y que Morgue es el único que falta. El villano se hace humo, yéndose con la última palabra pero Morgue jura acabarlo aplicando su justicia contra sus achichincles en Ciudad Anáhuac.
Fiel a su palabra, pasamos a otra escena donde un anciano y su nieta son atacados a plena luz del día por un grupo de maleantes (agregando una nota sobre lo podrida que está la ciudad actualmente…no me digan). Capitán Morgue hace su espectacular entrada y los aniquila sin decir una palabra, invocando serpientes que los atraviesan y dejan empalados en estacas (¿para que aplicar tu fuerza sobrehumana para noquearlos cuando puedes matarlos con trucos de magia?).
En la Procuraduría de Justicia, conocemos al Teniente Barreto que atiende el caso de Nicole Hart, quien exige respuestas de lo que pasó aquella noche (en el número anterior, se refirió al que habían descabezado como un amigo, ahora, de pronto, resulta que es su prometido y por eso está tan angustiada). Barreta se disculpa, explicándole con calma (aunque lo dibujan como si estuviera gritándole) que no tienen suficientes pistas, pero menciona algo sobre un testigo que vio al que los salvó salir por una alcantarilla (por alguna razón, el tipo siente que tiene que explicar que es una “alcantarilla” usando varios sinónimos). Llama al encargado de la investigación, Ángel Luna, para que siga explicándole pero todo lo que hace es mostrarle una bolsa de yute que el testigo encontró. Ella piensa que se están burlando pero la previenen de abrir su contenido, alegando que el oficial que lo hizo entró en coma al instante (nunca se explica porque el Capitán Morgue dejó esto pero se entiende que es parte de él…ojala que no la parte que me imagino, porque no se vio cuando el ángel lo estaba reviviendo). Y siguen dándole vueltas a los hechos y Barreto pasa a recordar el testimonio que recibieron, opinando que la narración del tipo es tan lógica que no parece mentira (pese a que en la redacción, el tipo en cuestión, un indigente, menciona haberse tomado dos botellas de ron y cuatro cervezas antes del avistamiento), contando como vio emerger a Capitán Morgue, transfigurándose en la forma de pequeños ratones, desapareciendo y dejando la bolsa (sin duda esto es muy “lógico” para que un oficial de policía se lo tome tan en serio). Y claro, en el callejón también sale el logotipo de la editorial como un grafiti en la pared, así como publicidad gratuita para VOX (una estación de radio a la que de por si ya le dejan un espacio en la portada para promocionarla). Al parecer, la gringa sólo se espera dos horas a que avance la investigación, impacientándose, y se lleva las fotos que tomó de los hechos, junto con la bolsa. Luna y Barreto ni se dan cuenta hasta que Nicole se ha ido (les robaron evidencias en sus narices ¡guau! ¡Si que son unos policías incompetentes!).
La atención sigue sobre Nicole al regresar a la estación, dándonos dos páginas donde alguien (un narrador) parece divertirse planteándose cuestiones sobre lo que pasará. El metro empieza a arribar cuando una figura sombreada empuja a la mujer y….sepa que le pasó, ya que aquí le cortan.
Pasamos al Volcán Popocatepetl donde está la base del Capitán Morgue (¿no estaba en la Sierra de Chihuahua o la Tierra del Fuego? ¡Decídanse!), quien cavila en su soledad, lamentando la familia que perdió y reasumiendo su misión, para la que eventualmente sus compañeros de CINACROS se unirán cuando broten de sus respectivos capullos.
Silvia y Claudia asisten a una fiesta de fin de año en un alto edificio conocido como La Torre, propiedad de Alfonse, hermano de José Antonio. Ahí les toca ver una fotografía del equipo de CINACROS (y por la forma en que Claudia reflexiona, suena a que esto pasó antes de lo que vimos en el segundo número).
Afuera, un escuadrón de criminales espera el momento de dar su gran golpe, ordenando la activación de una bomba.
Desde su guarida, Capitán Morgue presiente que Silvia está en peligro.

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