Tras habernos enfrascado buen rato en superhéroes, ahora daremos un giro para variar con algo de comedia ligera. Esto significa que el tema que nos ocupa en esta ocasión será Simpsons Comics.
Lo que sea.
Todos reconócenos a Los Simpsons como la mejor serie animada no recomendada para niños (pero que a diferencia de otras series, si puede verse en horario familiar por televisión abierta), la cual ya lleva más de dos décadas activa y su alcance ha recorrido el mundo entero. Por ende, su traspaso hacia los cómics era inminente, y aquí en México, durante un periodo considerable, tuvimos su revista como una de las pocas que lograron mantenerse activas sin tener que pasar por un reinicio en su numeración.
Fueron casi 15 años en que Simpsons Comics se vendía por todos lados, gracias a la iniciativa de Editorial Vid. Una de las revistas más prosperas en un principio, pero que en sus últimos años recayera en el vergonzoso anonimato (aunque siguiera siendo publicada, estaba al mismo nivel que Spawn: casi a nadie le importaba ya, claro que a diferencia de Spawn, la revista tenía la obvia ventaja de que Los Simpsons seguían y siguen siendo populares).
Su caso es de los más tristes ya que en un inicio, su más grande merito era que Simpson Comics era la revista con la que los colaboradores de Vid estaban más en contacto con sus lectores. En otras publicaciones, apenas si se molestaban en presentar y atender las cartas y dibujos que recibían, pero en Simpsons Comics si que se mostraban de lo más entusiastas, verdaderamente comprometidos y contagiados por lo que ellos denominaban como la “Fiebre Amarilla”. Y fue con este entusiasmo que le dieron un gran empuje a la revista, casi hasta con mejores resultados que en sus publicaciones originales.
Lo mejor era que la revista no se limitaba solo a Simpsons Comics, presentando de vez en cuando otros títulos y lanzamientos especiales de Bongo Comics (todos apegados o relacionados con el estilo de Los Simpsons, sólo hasta después experimentarían con otras cosas pero Vid no publicó nada de eso). Como resultados, teníamos uno de los títulos con presentaciones más variadas pero siempre centradas en el mismo punto, sin dejar de lado las agradables sorpresas con sus tramas ingeniosas y audaces.
En otras palabras, era una revista genial.
El problema vino cuando los mismos de Vid perdieron el entusiasmo, dejando de ser atentos con sus lectores (eso o despidieron a los colaboradores originales), limitándose a publicar los dibujos que mandaban (los cuales cada vez empeoraban su calidad, como si sólo los mandaran mocosos que dudo que puedan leer la revista por si mismos, muchos menos entenderla) y su publicidad adelantada de ediciones futuras (mismos anuncios que salían en los cómics originales de Bongo, lo que para ellos estará bien pero aquí ya es flojera y desperdicio de espacio). El hecho de que la calidad de la serie decayera en televisión tampoco ayudó mucho y en el mismo cómic, las tramas eran cada vez más flojas e infantiles (todavía lo son y la serie televisiva no ha mejorado nada, siendo acreedora a una piadosa cancelación desde hace tiempo pero los creativos son necios y no quieren dejar morir a los Simpsons con dignidad).
Simpsons Comics fue perdiendo gradualmente la chispa pero por razones inexplicables (tal vez una cantidad respetable de mocosos que no captan la diferencia de cómo pasaron de divertidos e ingeniosos a simplones y aburridos) la revista sobrevivió pero saliendo de manera cada vez más irregular, hasta que fue cancelada sin aviso en la edición #186 (Spawn la había rebasado con todo y que salió al mercado casi dos años después pero al final, Los Simpsons se recuperaron y le ganaron por una cabeza).
En un inicio, la revista de Simpson Comics (oh, cierto, no olvidemos que en español nunca se utiliza la “s” que corresponde a un apellido en plural en ingles, o por lo menos así lo dejaron los de Vid por largo tiempo hasta que ya les fue dando flojera borrar esa letra) era presentada en formato flip-book, ofreciendo una historia secundaria la cual era dedicada a un personaje secundario o temática en particular, adoptando otro estilo (casi siempre, se insinuaban como el primer número de un nuevo titulo ficticio que hacia parodia de algo), pero con el tiempo esto desapareció y dejaron de darle su propia portada. Ya para el final eliminaron esto por completo para que el cómic presentara una sola historia más extendida (que de algún modo se sentía más desabrida como no lo eran al inicio).
Obviamente, las tramas comprendidas en el cómic eran originales e independientes de la serie animada (si acaso algunas eran similares… ¿Qué creen? En el cómic muchas las presentaron primero, así que si a los de las serie se les acababan las ideas, puede suponerse de donde sacaban ideas para tramas de emergencia, sutilmente alteradas para que nadie notara la diferencia). Una irregularidad era que en la serie han desfilado muchos personajes de una sola aparición, los cuales fueron retomados en el cómic para volverse casi tan regulares como el reparto ya bien fundamentado entre los habitantes de Springfield (y en raras ocasiones, incluso, creaban personajes originales). También, varias tramas o elementos de tramas en la serie animada, recibían seguimiento para alguna secuencia ocasional del cómic (pero nunca en viceversa, eso si, fuera de lo anteriormente señalado).
Entre los títulos manejados por Simpsons Comics, los más recurrentes se encontraban en las ediciones de Radioactive Man, personaje cuyas historias servían para realizar divertidas parodias del cómic de superhéroes en todas sus etapas (y en los mismos Simpsons, también podían encontrarse múltiples parodias y referencias que no siempre se atenían a los comentarios sarcásticos del Tipo de los comics). Otros muy apreciados fueron los especiales de La Casita del Árbol del Terror de Bart Simpson que celebran el Halloween al más puro estilo de su contraparte televisiva, sirviendo como excusa para invitar a participar a diversos creativos reconocidos del medio, los cuales, según su estilo, se aventaban historias tan bizarras y espeluznantes como nunca veríamos en televisión (por mucho y que los especiales televisivos son cada vez más violentos, el cómic ya había cruzado esa línea desde antes y todavía ni se acercan a su alto nivel escabroso).
El único titulo regular constante que siguiera publicándose fue Las aventuras de Bart Simpson, un compendio de cortas un poco más simple que alternaba con el titulo principal (honestamente, siento que debieron dejar esto a un lado y publicar Futurama Comics en su lugar, una apuesta mucho mejor pero nunca hubo suficiente apoyo y la cancelación de esa serie en televisión tampoco ayudó mucho para que los de Vid se atrevieran).
La traducción de Editorial Vid era, hasta cierto punto, respetable. Al igual que el equipo de doblaje de la serie, podían tomarse algunas libertades cuando se trataba de referencias culturales o celebridades con las que los lectores de habla hispana no estuvieran familiarizados (recordemos que Los Simpsons son una representación magistral de la cultura norteamericana en todas sus aspectos, por lo que a veces no tiene caso apegarse fielmente al guiòn cuando muchas cosas sólo pueden ser captadas por los que tienen buen tiempo residiendo en Estados Unidos). De una vez aclararé que soy de los que se van con: “A las cosas uno las llama por su nombre…” pero en vista de la importancia que desencadenara este doblaje (sobretodo en la cuestión de los nombres de los personajes donde muchos si son más o menos correspondientes) lo respetaré tal cual (salvo en los momentos donde ese libertad de traducción recae en incongruencias o está de más), según como lo dejaran los de Vid.
Los Simpsons llegaron para quedarse, o al menos, ese fue su eslogan y por un tiempo todos lo creíamos. Pero mientras en la tele eso está en veremos, su revista en México ha dejado de ser y no hay posibilidad de que regrese jamás porque por mucho que se mantengan, nunca serán como antes.
Por su gloria del pasado y para que descansen en paz algún día, (así como que dejen de desgastar y consumir su gracia), recordamos y honramos la revista de Simpson Comics, uno de los últimos respiros de Editorial Vid antes de su precipitarse en su propia gran caída
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